Evangelio según San Juan 6,52-59.

Los judíos discutían entre sí, diciendo: “¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?”. Jesús les respondió: “Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente”. Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de Cafarnaún. Comentario Dicen los especialistas que San Juan ha reservado el uso de la palabra “carne” para referirse exclusivamente a la encarnación (la Palabra de Dios se hizo carne) y a la Eucaristía. Ambas se iluminan mutuamente. Si la Palabra de Dios se hizo carne, quiere decirse que donde Dios habla ahora es en la persona de Jesús (él es la Palabra de Dios), a él hay que escuchar, porque las antiguas Diez Palabras/mandamientos ahora son una sola: Cristo. Y los mandamientos solo uno: Amaos como yo. Y si las Diez Palabras/Mandamientos dieron origen al Pueblo de Dios, esta Palabra que es Cristo es el origen de un Nuevo Pueblo. Si la Palabra de Dios se hizo carne/hombre, quiere decirse que a Dios ahora lo encontramos en los hombres, en todo hombre y también en mí. Si la Palabra de Dios se hizo carne, quiere decir que Dios se ha metido de lleno en nuestra historia para hacerla suya, para que le encontremos en los acontecimientos que vivimos, en el cada día. Quiere decir también que Dios ha asumido nuestra debilidad para elevarla, ahora es una “carne” divinizada, habitada por el Espíritu, consagrada. Si la Palabra de Dios (la que hizo la creación en 7 días, la que hizo la vida) se ha hecho carne, en Cristo comienza una nueva creación, una nueva vida, un nuevo nacimiento: nacemos de lo Alto, de Dios: y por eso somos Hijos y herederos con Cristo... Y más... No pretendo agotarlo en unas pocas líneas. Y “comer su carne” significa aceptar, asumir, formar parte de todas estas cosas que acabamos de apuntar. Significa también que nos vamos transformando en Cristo, en Cuerpo y Carne suya (“ya no soy yo el que vive, sino Cristo que vive en mí”).
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