PSICOLOGÍA

Cómo estudiaron el tsunami cerebral

Por el Lic. Mariano Vega Botter. Neuropsicólogo.

Para estudiar la actividad eléctrica de este órgano pusieron electrodos sobre la superficie cerebral. Su principal objetivo era descubrir los mecanismos que intervenían en esa muerte cerebral. También conocer los eventos neuronales que tenían lugar durante esos instantes. Y lo han conseguido. Han observado en directo el llamado “tsunami cerebral”, una ola de descargas eléctricas que recorre toda la corteza cerebral y que provoca en estos daños irreparables. Ese instante es el principio del fin de las células cerebrales. Es el momento en que se apagan, marcando su muerte irreversible.

Conciencia sin latido

Este tsunami cerebral ocurre incluso 5 minutos después de que el corazón haya dejado de latir. Sin pulsaciones cardíacas, por tanto, las neuronas pueden seguir funcionando. Así, tras el paro circulatorio, se produce una paulatina pérdida de potencial electroquímico en las neuronas. Un fenómeno que se conoce como despolarización neuronal. ¿Por qué? Porque las neuronas necesitan oxígeno para poder funcionar adecuadamente. Cuando dejan de recibir este combustible, fruto de la mengua de circulación cerebral, se nutren de reservas energéticas. Así, se mantienen con vida unos minutos, antes de apagarse completamente. “Después de que se detiene la circulación, la expansión de la despolarización marca la pérdida de energía electroquímica almacenada en las neuronas y la aparición de procesos tóxicos que, eventualmente, conducen a la muerte”.

Jens Dreier

La disminución paulatina de potencial desencadena una serie de procesos tóxicos que, eventualmente, provocan la necrosis y posterior muerte celular. No obstante, como sostiene el autor principal del estudio, el doctor en neurología y neuropsicología Jens Dreier expresa que cuando se restablece la circulación sanguínea, este proceso puede revertirse. Por tanto, los expertos concluyen que existe una similitud entre la muerte cerebral de los animales y la de los humanos. Ya se sabía que en animales, después de pasar 30 segundos sin oxígeno, el cerebro comienza un proceso de ahorro de energía, volviéndose inactivo y deteniendo la comunicación entre neuronas. Esta pérdida de energía se extiende, en forma de ola masiva, a través de la corteza y otras partes del cerebro, originando el envenenamiento sistemático de las células nerviosas. Este daño es irreversible, ya que los efectos neuronales no se pueden recuperar. Además, sostienen que existe un período en el que la restauración del funcionamiento cerebral es posible, hipotéticamente.

La relevancia de su descubrimiento

El cerebro sigue siendo uno de los órganos humanos de los que menos conocimiento se tiene. Por eso, junto a los grandes avances que se han llevado a cabo en las últimas décadas, gracias sobre todo a las técnicas de neuroimágenes, este hallazgo puede “conducir a la mejora en un futuro de procedimientos de diagnóstico y tratamiento”, según aseguró el propio líder de la investigación. La muerte cerebral es “el cese irreversible de todas las funciones cerebrales”, según el Sistema de Salud de la Universidad de Miami, de Estados Unidos. No obstante, en la actualidad los científicos no saben con certeza cuál es el método de diagnóstico de la misma. Además, no se sabe el momento exacto en que se pierde la capacidad de conciencia. Según explicaron los propios investigadores en Alemania, este descubrimiento tiene como objetivo buscar nuevas estrategias médicas para extender la sobrevivencia de las células nerviosas cuando se frena la circulación cerebral. Obtener datos relevantes sobre un “punto de inflexión” antes que se produzca el daño cerebral irreparable también podría ayudar a salvar vidas de personas con condiciones complejas, tras derrames o lesiones de consideración. Por lo tanto, este descubrimiento podría ayudar a reanimar a personas con serio riesgo cerebral, evitar muertes por isquemia cerebral (daño en la circulación) u otros accidentes cardiovasculares, aunque aún queda mucha experimentación por adelante. En este sentido, esta investigación supone un avance, también para desarrollar estrategias contra el paro cardíaco y los accidentes cerebrovasculares (ACV). Los resultados de esta investigación pionera proporcionan datos asombrosos sobre la neurobiología de la muerte y son muy esperanzadores. ¿Se puede salvar de la muerte cerebral a una persona que ha sufrido un paro cardíaco? Las investigaciones nos llevan a la esperanza que puede ser irreversible.

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