OPINA SANTIAGO

Cristo, mi tesoro

Como seres humanos buscamos un tesoro en el mundo. Pero Jesús dice: “No junten tesoros y reservas en la tierra, donde la polilla y el óxido hacen estragos y donde los ladrones rompen los muros y los roban. Jesús quiere llamar a todos nosotros a pensar bien sobre nuestra vida, nuestra relación con Dios y con el mundo. Jesús no condena lo que tenemos, no condena que trabajamos para tener algo para vivir, pero está siempre para dotarnos”. El evangelio dice: “No atesoren tesoros, pero los tesoros tienen más sentido de riqueza”, pero sabemos que durante los siglos había personas que pensaban que el tesoro es únicamente una parte material, dejando de lado la parte de Dios. Un tesoro puede ser la familia, los amigos, los negocios o muchas otras cosas, pero Jesús dice en Mateo 6.11.19.22: “Allí estará tu corazón”. Jesús dice: “Donde está tu tesoro allí estará también tu corazón”. Sabemos que en la cultura judía, el corazón es el lugar en donde se busca, que se toma decisiones. Todo lo que se hace viene del corazón. “Nos soy yo quien posee las cosas, sino que están las que poseen y me ponen poco a poco, tal o cual estilo de vida”. Esa es la certeza que inspira cualquier búsqueda de la pobreza evangélica, se trata de liberarse al máximo para actuar y para amar. Jesús nos llama a la acción desinteresada, pero al mismo tiempo nos deviene en contra de un apego desordenado a las personas, a las ideas, a las cosas propias, que se pueden llevar a cabo cualquier cosa, pero no podemos apegarnos a los frutos de la acción. Todo lo que vivimos podemos compararlo y decir “lo importante es tener, acumular y acumular”. Y después olvidamos a Dios y a los demás. ¿Cuántas personas hoy pueden dejar de vivir como Dios quiere? Por eso hay que buscar ese tesoro, buscar a Dios, buscar el verdadero tesoro. Sabemos que el verdadero tesoro está en Cristo. Sin Cristo, sin Dios, todo lo que poseemos debemos disfrutar, porque mañana podemos fracasar, no tener todo lo que tenemos, empezamos a enfermarnos, a tener estrés, depresión, porque no tenemos nada. Por eso hay que buscar el verdadero tesoro, el que no tiene límites, el que da felicidad, paz, que no da inquietud, ni angustia, sino libertad para vivir. Mateo 13.44 Jesús dice: “Aquí tienes otra figura del reino de los cielos. Es como un tesoro escondido en un campo. El hombre lo descubre y lo vuelve a esconder. Su alegría es tal que va a vender todo lo que tiene para comprar ese campo. Las parábolas del tesoro y de las perlas nos invitan a que no dejemos pasar la ocasión cuando el reino viene a nosotros. Muchos han buscado durante años la palabra o la persona, o la esperanza que daría un nuevo sentido a su vida. Hay que hacer un encuentro verdadero con Cristo, con el tesoro. Hay que encontrar ese tesoro y vivir en paz, sin angustia ni preocupación. Sabemos que hoy en nuestro mundo vivimos con comparaciones, mirando a los demás. Sabemos que con los ojos podemos equivocarnos; tenemos que ver la parte espiritual. Lo importante es vivir la libertad y no en la esclavitud. Vale la pena vivir en la pobreza y libertad, y no en la esclavitud. Que Cristo nos ayude para liberarnos de tesoros falsos y encontrar el tesoro que nos da felicidad. Que Nuestra Madre, que busca la verdadera felicidad de sus hijos, nos ayude a hacer el encuentro con ese tesoro que nos da la posibilidad de vivir, mirar y ayudar a los demás. Con los tesoros falsos podemos explotar, dañar y dejar de lado el camino de Dios, de la verdad y de la justicia. Que todo lo que hagamos, lo hagamos por la gloria de Dios y por el bien de todos para que cada uno encuentre el tesoro en su vida y en la vida de los demás. Aménl
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