Griezmann, el francés que toma mate e insulta como los rioplatenses
El delantero del Atlético de Madrid, Antoine Griezmann, nació en Macon, Francia, hace 27 años. A los trece se fue a vivir a España, donde adoptó hábitos rioplatenses. La influencia en el vestuario de jugadores argentinos y uruguayos educaron al francés con costumbres foráneas. En un Francia - Albania por la segunda fecha de la Eurocopa de 2016, el autor del agónico gol se desahogó con palabras foráneas. En un ejercicio de lectura de labios, se distingue la exclamación de dos frases patentadas en el Río de la Plata: bramó ‘la concha de su madre’ en un criollo auténtico y respiró cuatro veces ‘vamos’. Francia ganó y Griezmann salvó el prestigio galo. Pero para el festejo recurrió a un lenguaje ajeno y en una situación de drama e incontinencia, verbalizó su felicidad con un discurso más argentino, más uruguayo que francés. En un medio charrúa, confesó que lo naturalizó: ‘No sé por qué, pero me salió así. Cuando tengo mucha rabia, puteo así’, dijo.
Las expresiones tienen su correlato: Griezmann absorbió costumbres y tradiciones rioplatenses en sus años de vestuario y fútbol. Escucha cumbia y la difunde entre sus compañeros. No sólo es un tomador de mate, es un fundamentalista. Cada vez que llega a un estadio, lo hace acompañado de todo el equipo matero. En las redes, sube publicaciones con el término ‘matecito’. ‘Me da energías por la mañana y también por la tarde. Algunos tienen miedo que me salte un doping, pero ya les expliqué’, les respondió a los incrédulos. ‘Es como un té o un café’, cerró.