Informe especial de EL LIBERAL

Video | Mieles santiagueñas endulzan el mundo

La Cooperativa Coopsol integra una red productiva que abarca el Norte de la Argentina, Bolivia y Paraguay.

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Se podría decir que “el mundo disfruta las mieles del éxito de Santiago del Estero” y no sería presuntuoso. Aunque sí untuoso. Sólo un juego de palabras para reflejar lo que está sucediendo con uno de los productos emblemáticos de la economía local, la miel, y que tiene una excelente aceptación en varios países de Europa (ver aparte) y más recientemente en los Estados Unidos.

René Sayago y Federico Ayuch, socios fundadores de la cooperativa de trabajo Coopsol Wayra, revelaron que se encuentran impulsando las ventas on line, amén de la decisión de orientarse a la miel orgánica y elegir la miel de la flor de Atamisqui como producto insignia de Santiago del Estero, de manera de afirmar la identidad de lo que se produce y se ofrece al mundo.

Sayago es secretario del Consejo de Administración de Coopsol, relató que son la red de productores de miel orgánica más grande del país y que entre sus funciones, cumple las de dirigir el Área de Desarrollo y Proyectos, y generar y fortalecer la red de productores de miel orgánica en el norte de la Argentina, Bolivia y Paraguay.

Sommelier

Ayuch tiene a su cargo el proceso de elaboración y fraccionado de la miel. Como parte de sus responsabilidades se ocupa de “seleccionar las mieles hasta lograr la mejor combinación para que sean del agrado del cliente”. Para esto resaltó que es importante tener muy en cuenta las cualidades de “aromas y sabores” de cada miel que llega a su planta de la ruta 51.

“Básicamente se extraen muestras de cada miel y se hace una cata”, como se haría una de vinos, quesos o de yerbas mate, actividades muy propias de nuestro país. Al respecto, señaló Ayuch que sería bueno que existiera en el país formación específica para esta actividad de somelier de mieles, como sí la hay para vinos, por ejemplo.

El color de la miel

Lo que habitualmente el consumidor señala como “una miel clara” o “una más oscura”, tiene detrás un proceso de clasificación mucho más estricto, ya que con ayuda de una herramienta de medición llamada colorímetro, se establece el nivel de coloración de cada variedad de cosecha.

Así, por ejemplo, la miel convencional (común), la que más consumen los argentinos se encuentra entre los valores 50 y 60 ml, en cambio la de flores de Atamisqui se ubica cerca de los 30 ml de la misma escala.

El colorímetro mide el porcentaje de luz transmitida por la miel. La transmisión de estos valores permite la identificación del grado Pfund de la miel. El instrumento da los resultados en milímetros de acuerdo con la escala de Pfund.

La escala de Pfund, usada para evaluar el color de la miel, varía desde 0 hasta 140 mm. A medida que el color aumenta, también lo hace el valor de Pfund.

Nace de la Casa de la Juventud

Casi como toda historia de éxito, antes de dedicarse a la miel, probaron otras alternativas, como aceitunas, y hasta que dieron en la tecla, mejor dicho en el frasco. “Hace treinta años se inició dentro de un moviemiento católico, la Casa de la Juventud, buscando evangelizar y generar fuentes de trabajo para nosotros mismos y que se replique para otros.

Empezamos 12 o 13 jóvenes, actualmente trabajamos 14 socios y seis personas más”, recordó Sayago. La apicultura como producción no requiere demasiada inversión, aunque sí exige mucho trabajo; tampoco requiere ser dueño de la tierra; ni procesos complejos de producción y con poca infraestructura se pueden lograr buenos resultados.

A pesar de que el consumo per cápita en la Argentina es muy bajo, ronda los 200 gramos por habitante/temporada, “la miel como negocio es interesante”, señaló Sayago, puesto que “el 98% de lo que se produce se exporta” debido a la demanda constante de países del hemisferio norte.

Pero lo que sí exige, para vencer la fuerte estacionalidad de esta actividad que es de primavera verano, es una muy seria especialización, un adecuamiento en el manejo de las abejas particularmente para el Norte Argentino, para optimizar recursos y beneficios.

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