465º ANIVERSARIO

El Teatro 25 de Mayo sobresale por su diseño arquitectónico

Para su construcción se demolió el antiguo solar que había sido sucesivamente cuartel de gobierno de Juan Felipe Ibarra, Colegio Nacional y biblioteca pública.

En 1906 se comenzó a demoler un solar que fue cuartel de gobierno de Juan Felipe Ibarra, luego Colegio Nacional y biblioteca pública. Allí en 1909 se inició la construcción del teatro 25 de Mayo siendo gobernador Dámaso Palacios.

La construcción de este edificio fue un hecho trascendente no sólo por su importancia funcional, sino porque albergaba las ilusiones de un teatro para el pueblo. El proyecto original contemplaba la construcción de un teatro, conservatorio de música e instituto de bellas artes. Lo primero que se construyó fue específicamente el teatro con su galería cubierta, hall principal, pasillos, sanitarios, camarines, escenarios, etc.; dado el poco tiempo con que se contaba para su inauguración.

El edificio sobresale en el diseño arquitectónico de nuestra ciudad. Si comparamos el teatro 25 de Mayo, con otros de nuestro país, quizás no resalte su importancia. Pero dado la época en que se realizó y según lo aseveran los técnicos, el coliseo santiagueño tiene muy buena acústica y diseño.

Se inauguró con una fiesta de gala con motivo de la conmemoración del centenario del Primer Gobierno Patrio el 25 de mayo de 1910, con la presentación de la obra “Rigoletto”. La tan ansiada función de gala del día 25 se inició a las 22.30 del 24 de mayo con la concurrencia de las principales familias, funcionarios eclesiásticos.

Los trabajos culminaron en 1917 ejecutados por la Dirección de Obras Públicas de la provincia.

Originariamente la sala contaba con escenario y proscenio, 400 plateas, 14 palcos bajos, 28 palcos altos, 120 tertulias y 50 asientos en cazuela.

Aparte de oficinas administrativas poseía 12 camarines, salas de ensayo individual y grupal, salón de espejos, buffet, talleres de costura, zapatería, taller de escenografía, depósitos, lugar de montajes exteriores, etc.

El telón y cortinados eran de terciopelo, butacas tapizadas en cuero, sillas y sillones en gobelino tramado en seda con estructura de madera satinada en colores blanco y dorado. Los espejos, tanto de camarines como de las distintas salas, eran de cristal veneciano. Bajo del piso de platea había un mecanismo que permitía nivelar el mismo a la altura del escenario.

Tras haber albergado a la Legislatura y al Museo de Ciencias Naturales, hoy ha recuperado en su totalidad su espíritu original al servicio de las artes.


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