465º ANIVERSARIO

Cuna de grandes figuras del folclore santiagueño

El sector sur es el que mayor crecimiento experimentó en sus orígenes. El Arco de Entrada a la ciudad estaba emplazado en el comienzo o fin de la zona urbanizada.

Uno de los más antiguos de la ciudad Capital, el barrio Almirante Brown, es cuna de figuras inolvidables del folclore y del deporte santiagueños.

El solo nombre de don Sixto Palavecino da dimensión a la riqueza de su patrimonio humano, cultural e histórico.

Basta mencionar su nombre, entre los amantes de la tradición quichuista y santiagueña para recordar las callecitas del barrio, la casita sencilla, pero repleta de los recuerdos imborrables de su eterno legado.

Aún así, el gran difusor del quichua santiagueño y su expresión musical no es el único nombre con marca propia en el barrio que en sus orígenes se conociera como Tala Pozo, denominación que aún hoy en día se puede escuchar.

Jacinto Piedra (uno de los renovadores del folclore local), Coco Banegas, don Belindo Farías (incansable difusor de la cultura quichua), La India del Malambo, el Chino Rodríguez (quien integrara Los Sin Nombre), El Súpay (maestro de bailarines), son otros próceres del folclore santiagueño que se criaron en sus manzanas.

Con más de 60 años de existencia como barrio, en una primera etapa se lo construyó desde la calle 1 hasta la 8, inmediatamente desde la avenida Solís hacia el sur, entre la avenida Belgrano y la calle Independencia.

Una segunda etapa completó su cuadrícula entre las calles 8 y 15.

Con el paso del tiempo se le fueron anexando Villa Yoca, al sur de la calle 8; Villa Antonia, entre la 5 y la 8; y San Carlos, la 16, 17 y 18, hasta el actual liceo policial.

Hoy tiene un elevado porcentaje de población mayor, ya que la mayoría de los descendientes de sus primeros pobladores o vecinos conformaron sus vidas familiares en otros barrios, llevándose con ellos la juventud que quizás necesita este sector para revitalizar sus proyectos.


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