Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón

Evangelio según san Mateo 13,18-23.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se queda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno”.

Comentario

El escenario en el que se mueve el profeta para fungir de tal no es precisamente una balsa de aceite; el reino del Norte es un puro desastre y su caos no les ha servido de lección para los del sur. Si el del norte volvió la espalda a Yahvé, el del sur reniega del Señor. El profeta, no obstante, habla del perdón que recaerá sobre el pueblo que regresa a la ley del Señor. Este perdón restaurador, no otro argumento, da pie para soñar con la restauración del reino del sur. Se hacen presentes, en su oráculo profético, las mayores tradiciones de Judá: Sión, como lugar de congregación del pueblo y trono del Señor, así como la monarquía davídica, restaurada según el primer designio. El perdón de Yahvé con su pueblo se hace visible en las palabras que dibujan a los dos reinos vueltos a unir, como expresión de un solo pueblo, el que Yahvé espera y cuida con esmero. Jerusalén obedecerá al Señor y a sus profetas, y ya no hará oídos a las perniciosas sugerencias de su endurecido corazón.

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