Lectura del santo evangelio según San Mateo 19,3-12

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba: “¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo?” Él les respondió: “¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: ‘Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne’. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”. Ellos insistieron: “¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse?”. Él les contestó: “Por lo tercos que sois os permitió Moisés divorciaros de vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Ahora os digo yo que, si uno se divorcia de su mujer -no hablo de impureza- y se casa con otra, comete adulterio”. Los discípulos le replicaron: “Si ésa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse”. Pero él les dijo: “No todos pueden con eso, sólo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el reino de los cielos. El que pueda con esto, que lo haga”. Comentario Todo el capítulo 16 del profeta Ezequiel es una interesante alegoría de Jerusalén. Usa el simbolismo conyugal para manifestar las relaciones de Yahvé con su pueblo Israel. Sigue así la tendencia marcada previamente tanto por Oseas como por Jeremías. La esposa significa a Jerusalén, en tanto que Dios es el que desarrolla el oráculo. Y así, entre imágenes coloristas y alusiones acertadas a sus anteriores etapas históricas, en las que el profeta afirma que Israel se apartó de la fidelidad a Yahvé desde el principio, y sabedora del origen de sus regalos y aparente prosperidad, no caía en la cuenta que la alianza y su cumplimiento es un don total del Señor su Dios. El comportamiento de Israel es insensato, aspecto más que probado por los obstinados adulterios que lo apartan una y otra vez de la cercanía de Yahvé. Israel tuvo un origen pagano y sus raíces son muy humildes, cual joven cananea, y no hubiera sobrevivido si Dios no la hubiera mirado con enorme piedad; este dato marcó su vida y fue la energía necesaria para su crecimiento y madurez. En tal momento, Yahvé establece una alianza con Israel, cuya imagen más acabada es el pacto matrimonial que, por medio de Moisés, Dios sella con su pueblo.
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