SALDO

Continúa la dolorosa búsqueda de sobrevivientes tras el tifón en Filipinas

La cifra de muertos podría superar el centenar a medida que avanzan las labores de rescate de las personas atrapadas en una mina sepultada por el lodo.

Alrededor de 300 policías, soldados, bomberos y voluntarios equipados en su mayor parte con herramientas de mano trabajan a contrarreloj desde hace dos días tras el paso del destructor tifón Mangkhut por el país asiático. Los equipos de emergencia tratan de retirar rocas, barro, escombros y agua estancada de los edificios derrumbados, con la esperanza de encontrar señales de vida de decenas de supervivientes.

El número de víctimas mortales causadas por el paso del potente tifón, cifrado en 66, podría superar el centenar a medida que las autoridades avanzan en las labores de rescate de las personas atrapadas en una mina que quedó sepultada en lodo por un deslizamiento de tierra. De momento se ha confirmado la muerte de al menos 35 personas en ese incidente en la localidad de Itogon, provincia de Benguet, y según las autoridades hay todavía atrapadas otras 40 personas, aunque vecinos de la zona aseguran que la cifra supera el centenar.

Pero la esperanza de encontrar supervivientes bajo la tierra disminuyó ayer. "Estoy seguro que el 99 por ciento que las personas allí abajo están muertas", afirmó el alcalde de Itogon, Victorio Palangdan. "Continuaremos hasta sacarlos a todos", añadió.

El barro no sólo enterró la mina, sino también cuatro barracones donde vivían los mineros y sus familias de manera irregular, por lo que es difícil conocer con exactitud la cifra potencial de víctimas.

Según los últimos datos de la Policía Nacional, además del total de 66 fallecidos, hay 52 desaparecidos, entre ellos niños y 63 heridos tras el azote el sábado, durante diez horas, del mayor tifón de la temporada en el norte de la isla de Luzón, en el extremo septentrional de Filipinas.

Las fuertes inundaciones y los desprendimientos de tierra causados por el paso feroz de Mangkhut sepultaron la zona donde vivían estas familias, que ignoraron las advertencias de la policía antes de la llegada del temporal, aseguró Palangdan. "Pensaron que el área era segura y la convirtieron en un centro de evacuación para sí mismos".

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