EL EVANGELIO DEL DOMINGO

El culto verdadero es entregar la vida

Me 12, 38-44

Jesús enseña a sus discípulos cómo deben comportarse para que el reino de Dios que ha sido regalado como un don para toda la humanidad se propague y crezca en medio del mundo, de la humanidad. Una de estas enseñanzas tienen que ver con el estar dispuesto a dar todo lo que se tiene y pone como ejemplo a la viuda que va a poner su ofrenda. Jesús está observando cómo muchos ricos ponen limosna en el templo y dan de lo que les sobra, pero esta viuda pobre pone sólo dos monedas de cobre, y Jesús dice que ha puesto más que todos, porque ella ha dado de lo que necesitaba para vivir, mientras que los otros han dado de lo que les sobraba. El testimonio y el ejemplo de esta viuda, se contrapone con los escribas y, en algún sentido, con los fariseos, que usan la religión en provecho propio; que todo lo hacen por dinero; que no les importa las necesidades de las personas, sino que siempre buscan sacar ventajas del lugar que ocupan en la religión de su tiempo, escribas y fariseos que eran dos grupos de poder involucrados con la vida religiosa del pueblo de Israel, entonces esta viuda se contrapone a ellos. Los escribas dice Jesús, son los que se aprovechan de la necesidad de la gente y usan su capacidad y su sabiduría para enriquecerse, mientras que esta pobre viuda, contrariamente, o paradójicamente, da todo lo que tiene para vivir, se desprende de todo para poner esa limosna que es un signo de su generosidad, de su amor, de su entrega. Como conclusión diría que hoy más que nunca, se dice que el ser humano para ser feliz o alcanzar la plenitud, tiene que autoafirmarse, es decir, ser uno mismo, vivir su vida. Muchas veces esto se asocia a una mirada egoísta, el salvarse solo, el ser una persona individualista, que cree que la felicidad está en no involucrarse con los demás, en dejar de lado las necesidades de los hermanos y vivir su vida; ocuparse de uno mismo, de la salud, de la estética, del estatus social. Sin embargo, la lógica del reino de Dios que nos enseña Jesús es totalmente contraria. La verdadera felicidad está justamente en darse, en comunicar y en compartir todo lo que uno tiene, con aquellos que pasan necesidad. Por lo tanto, la verdadera autoafirmación de la persona, está en la medida en que se entrega y comparte su vida a los demás, cuanto más me doy, cuanto más vivo la realidad del amor, más cerca de Dios estoy, por lo tanto más feliz puedo ser. En muchos lugares del Evangelio, Jesús nos dice a sus discípulos que tenemos que estar dispuestos a darlo todo; a dar la vida como Él la dio; a cargar la cruz y seguirlo; a estar disponibles para que Él nos pida lo que el mundo necesita, y el discípulo es aquel que debe arriesgarse, que debe poner en juego toda su vida, que no debe guardarse nada para sí, porque esa es la mejor manera de seguir a Jesús, dándolo todo, sin prejuicios, sin mirar a quién se le da, sino en esa lógica, que es la lógica de Jesús, que da la vida para que los demás sean felices, para que los demás sean salvados.
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