OPINA SANTIAGO

Qué hay detrás de los ojos rojos

Por el Dr. Ricardo Passone. Oftalmólogo.

El enrojecimiento del ojo es un síntoma frecuente en esta época, sobre todo si se trata de una alergia, pero puede tener otros motivos.

El ojo rojo es la reacción con la que nuestros ojos nos dicen que están sufriendo una agresión. Es una señal que suele revelar casi siempre una conjuntivitis.

En otoño, el viento arrastra más tierra y hojas, que puede provocar alergias o roces, así que es más usual que se multipliquen los casos. De todas formas detrás del ojo rojo puede haber causas diferentes. El glóbulo ocular está lleno de venitas muy finas que no se notan o se ven poco a distancia.

Estas venas se hinchan cuando sufren una agresión y se hacen mucho más visibles, por eso nos da la sensación de rojez general.

La agresión al ojo puede ser interna o externa, según si la provoca algún organismo u objeto extraño o si son inflamaciones propias dentro del ojo, provocadas por un virus interno.

Principales causas

Conjuntivitis: es la razón más frecuente de ojo rojo. Se trata de la inflamación de la conjuntiva (superficie que recubre la parte blanca de los ojos y la cara interna de los párpados).

Va acompañada de la sensación de tener arenilla, picazón y mayor sensibilidad a la luz. También suele aparecer una secreción mucosa y pegajosa que hace más difícil abrir el ojo por las mañanas. Los párpados también pueden estar hinchados.

Hay de tres tipos:

Conjuntivitis vírica: está provocada por una infección, es decir la entrada de un virus que se reproduce y extiende por el ojo. Normalmente la infección está en las vías respiratorias y se contagia a los ojos a través del aire o al frotarnos con las manos.

Una infección es la primera causa de picor en los ojos:

* Las infecciones víricas se caracterizan por un intenso ojo rojo con secreción blanquecina. Pueden aparecer a la vez que un resfriado o una otitis.

* Si no se complica, puede no precisar tratamiento, a parte de los lavados con suero frío para eliminar la secreción o algún antiinflamatorio tópico.

Conjuntivitis bacteriana: cuando está causada por una bacteria, la legaña es amarillo-verdosa y se trata con antibiótico en gotas o pomada. Es menos frecuente, pero más seria y es imprescindible tratarla.

* Es la clásica que se produce en verano en las piscinas mal desinfectadas.

Casi todos los casos quedan solucionados en una semana. Sin embargo, no hay que descuidarse. La conjuntivitis más grave es la producida por acanthamoeba, un protozoo que vive en aguas estancadas.

Puede complicarse, así que siempre es mejor consultar con un especialista y no automedicarse. En piscinas mal desinfectadas puede cogerse conjuntivitis bacteriana.

Como es contagiosa, hay que lavarse bien las manos para evitar que pase al otro ojo o que la transmitamos a otras personas. No hay que compartir ni toallas ni maquillaje.

Conjuntivitis alérgica: está provocada por una reacción de hipersensibilidad frente a una sustancia que resulta totalmente inocua para el resto de personas. Esta reacción puede ser inmediata (en pocos minutos) o retardada (en horas).

Si la conjuntivitis es alérgica, va acompañada de picazon y lagrimeo; el síntoma principal es la comezón.

Hay ojos que reaccionan ante sustancias que para otros es inofensiva

* En este caso los antihistamínicos tópicos pueden aliviar el picazón. También se dan lágrimas artificiales para diluir la sustancia que provoca la alergia. Pero recuerda, siempre debe ser el especialista el que lo recomiende.

* La conjuntivitis alérgica se da frecuentemente en personas que tienen otras enfermedades como la dermatitis atópica, rinitis alérgica o asma bronquial.

El herpes: es un tipo de virus que ya tenemos. El 99% de las personas lo tiene, así que no se puede contagiar, porque ya estamos casi todos contagiados.

Se encuentra en los ganglios y cuando se produce una bajada de defensas puede salir y, a través del nervio óptico, instalarse en la zona de la córnea o los párpados. El herpes lo provoca un virus, pero no resulta contagioso.

El tratamiento es similar al de una conjuntivitis vírica, a base de algún antiinflamatorio.

Sequedad ocular: un 30% de los argentinos padecen esta afección que, aunque no es grave, provoca además de rojez, escozor y sensación de arenilla en los ojos.

Los síntomas, como se advierte, pueden confundirse fácilmente con una conjuntivitis. Pero la rojez no es tan intensa y no aparece de repente como en la conjuntivitis y más que sensación de picazón es como de que el ojo raspa. La sequedad ocular se produce por los acondicionadores de aire y calefactores.

El ambiente seco de las calefacciones (en invierno) y los acondicionadores de aire (en verano) pueden provocar estos síntomas. Por eso conviene usar humidificadores o consultar con el oftalmólogo la posibilidad de utilizar lágrimas artificiales si se repite con frecuencia.

Hemorragia subconjuntival:

* Son manchas de color rojo vivo que aparecen súbitamente y sin traumatismo previo. Suelen darse sobre todo en bebés.

* No son dolorosas y la mayoría de las veces se deben a esfuerzos físicos, accesos bruscos de tos o vómitos.

* No precisan tratamiento y desaparecen en 15 o 20 días. Antes de reabsorberse van cambiando de color por la metabolización de la sangre.

Erosión en la córnea: en este caso el ojo duele. Suele aparecer después de un golpe -un puñetazo, un arañazo o un accidente - que ha herido superficialmente la córnea. Un cuerpo extraño o un golpe pueden ser la causa. Debe explorarse bien el ojo para descartar la presencia de un cuerpo extraño, que debería retirarse tan pronto como sea posible.

Desde la Sociedad de Oftalmología de Santiago del Estero aconsejamos visitar a un oftalmólogo para tener un diagnóstico más certero y que evite mayores complicaciones, con un tratamiento eficaz que garantice una adecuada calidad de vida.


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