ESPECIAL PARA EL LIBERAL

El sueño está lejos de ser un cuento de hadas

Por Germán Robato. Periodista

No podía haber sido más emblemático el nombre del héroe: santiagueño, formado en el club, capitán, presente siempre en este año y pico de ensueño para Central, que ya es Santiago.

El “Kily” Vega sacó el derechazo que ni habrá soñado cuando empezó a jugar, para permitirle a su querido “Ferroviario” saborear uno de los momentos más gloriosos de su historia, para hacer que este 2019 ya sea inolvidable para el deporte santiagueño.

En esa figura del Kily se resume la de un equipo que hasta hace poco jugaba el Torneo Federal A y hoy le ha devuelto el orgullo al futbol de la provincia, tapa bocas de propios y extraños a cada paso que da y se ganó ya un lugar preponderante en la historia del club, “pase lo que pase” de aquí en adelante.

En esa bomba del “Kily” se justificaron los casi 400 kilómetros que más de 7 mil hinchas hicieron hasta La Rioja en un día laboral, con “Don Febo” a pleno y el termómetro en rojo. Qué les importará en este momento si su “Ferro” quedó a un paso de extenderle la mano y presentarse ante la “Señora” Libertadores; que no va a valer el esfuerzo si el primer título grande de la historia está a 90 minutos de distancia.

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Vive un sueño Central y vive un sueño Santiago, pero éste no es un sueño de cuento de hadas; este sueño es consecuencia de trabajo, paciencia, buenas decisiones y la dosis de fortuna que siempre se necesita para cristalizar los grandes logros.

Cuando el “Sapito” (ya hoy un “Sapo” inmenso) Coleoni asumió en diciembre de 2016 el desafío de dejar a Central Córdoba en la B Nacional. Sabía que el desafío no iba a ser sencillo. El equipo arrastraba un promedio demasiado flaco y pese a que el cordobés hizo una muy buena cosecha, no le alcanzó y el “Ferroviario” cayó al Federal A. Y en este fútbol argentino en el que la impaciencia, la locura y el desatino son moneda corriente, la dirigencia, aún con el descenso en sus espaldas, decidió apostar por él para intentar volver.

El tránsito de Central en el Federal A fue casi arrollador y la vuelta a la segunda división del fútbol argentino no demoró en llegar; y con el éxito, una vez más, hubo señales de mesura. Se conformó un equipo respetable, pero con la base de jugadores que lograron el ascenso y obviamente, con el mismo conductor.

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Más decisiones claves

El resto es más cercano y exigió tomar nuevas decisiones claves; aquel imborrable ascenso en Junín dio lugar a un mundo nuevo: la Superliga. Fue tan rápido el paso del Federal A a la elite, que obligó al club a un esfuerzo enorme para acomodarse a su nueva condición. En lo deportivo, en lo institucional, en la infraestructura; Central fue casi como un chico que crece de golpe e hizo en 2 meses lo que seguramente podría haber llevado algunos años.

Y mientras la dirigencia se dedicó a cumplir con esas obligaciones, Coleoni empezó la dura tarea de armar un equipo que mantuvo a algunos de los héroes de Junín, pero que necesitaba bastantes piezas nuevas para el nuevo desafío. No fue fácil, mal que nos pese, Santiago no es una plaza atractiva para los de afuera; les pasó en los comienzos de Liga Nacional a Quimsa y a Olímpico. Hubo un esfuerzo gigante para conseguir caras nuevas, pero llegaron y de a poco, empezaron a identificarse con el proyecto.

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Ese proyecto que hoy tiene forma de sueño, pero que no es ficción. En los cuentos de hadas, uno sabe que los finales felices son inevitables, pero en la realidad, los sueños no se cumplen por mandato divino; deben construirse, sostenerse y apoyarse.

El derechazo del “Kily” Vega le dio a este cuento, la posibilidad de continar. Y ahí estamos todos, ansiosos por seguirlo hasta el final. 


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