VIOLENCIA DE GÉNERO

Salvaje sujeto le dio un sillazo en la espalda a su ex

El individuo ya habría agredido a la víctima el 30 de diciembre. Repitió el hecho el domingo. Por este motivo, la fiscal ordenó su detención.

Un sillazo en la espalda pulverizó la reserva de paciencia en una mujer, blanco de agresiones físicas entre el 30 de diciembre y 5 de enero último.

El responsable sería un albañil de apellido Sotelo, con residencia en Bº Coesa y La Católica.

La denuncia fue refrendada por una mujer de apellido Ávila, del General Paz.

Indicó que está separada hace un año de Sotelo, con quien tiene 2 hijos de 15 años, trascendió.

Desde entonces, él se presentaba en la casa de Ávila para discutir, agredirla físicamente e insultar.

Pese a que al divorciarse él se quedó con un auto y ella e hijos con la casa, los problemas eran habituales.

El 30 de diciembre, habría arribado desbocado.

“Por tu culpa no puedo trabajar hdp”, habría bramado y al instante partieron dos trompadas directas al rostro de Ávila.

No conforme, tomó una silla y la destrozó en la espalda de la ex pareja.

Terció el hijo mayor y evitó que Sotelo profundizara la agresión a su madre, pero se frenó con insultos irreproducibles.

El 5 de enero, otra vez la buscó en el Bº Belén, casa de los primos de Ávila.

Sin importarle formas o estilos, desparramó insultos sin distinción de parentesco y los primos llamaron urgente a la Seccional 5ta.

En menos de diez minutos apareció un patrullero, cuyo personal esposó y sacó de circulación a un desaforado Sotelo.

Tiene un botón antipánico, pero Sotelo no se frena

Sollozante, Ávila relató ante las policías de la Comisaría del Menor y la Mujer Nº 5 que le fue instalado un botón antipánico.

Sin embargo, Sotelo se habría encargado de violar cuantas restricciones le fueron impuestas en los 12 meses.

Ahora, la fiscal Cecilia Gómez Castañeda se apresta a “facturarle” cada agresión física, incluidas las correspondientes desobediencias judiciales. Así se lo notificará cuando lo indague en las próximas horas. Por ende, Sotelo tendrá una real dimensión del “brete” jurídico en que él mismo acaba de internarse por imperio de sus propios desatinos y arranques de furia.


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