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Ikigai: qué es, de qué se trata, cómo se practica y para qué sirve la técnica japonesa de bienestar

El ikigai es un concepto y una práctica japonesa sin traducción literal. Sin embargo, puede asociarse a la búsqueda occidental de propósito. Es un recurso de gestión cada vez más vigente entre los líderes emocionales.

Hace unos años, en una publicación de búsqueda de empleo, vi una frase de cierre que me intrigó: “Buscamos que quien tome esta posición sepa que está siguiendo su ikigai”.

Ikigai es un concepto japonés que no tiene una traducción literal (parecido a lo que pasa con el hygge danés). Pero podría definirse como “lo que hace que la vida valga la pena ser vivida”, “la razón de ser”, “el motivo que hace que te levantes a la mañana”, "tu propósito".

Encontrar el propósito no es difícil. Somos nosotros los que lo hacemos complicado. De alguna manera, lo convertimos en un camino de cornisa lleno de curvas cerradas y desvíos mal tomados.

Algunos siguen su pasión, pero al no tener base firme en la realidad, se desaniman cuando sus sueños no se concretan. Otros se resignan a carreras que les dan dinero y estatus, haciendo cosas que no les gustan. Algunas personas trabajan en lo que les gusta, en lo que son buenos y que les da un buen pasar económico, pero sienten que no hacen una diferencia en el mundo, que no le aportan nada a otras personas. Todos tienen algo en común: se sienten vacíos.

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Así que la respuesta a por qué es tan difícil encontrar el propósito es bien fácil: es difícil encontrar el propósito porque nadie nos mostró el camino, y porque lo buscamos afuera de nosotros, en cosas externas. No sabemos que ya lo tenemos adentro nuestro, y que sólo hace falta que lo re-descubramos.

Es entonces cuando cobra sentido el ikigai, en tanto es la intersección de 4 áreas:

-En lo que sos bueno

-Lo que te encanta hacer

-Lo que el mundo necesita

-Por lo que te pueden pagar

La idea es que la realización se alcanza con cosas que van más allá de la pasión, la misión, la vocación o la profesión. Incluso, más allá del dinero, del talento, de los gustos o de lo que pasa en el mundo.

Precisamente la realización, encontrar el sentido de la vida, llega cuando todos esos factores se combinan entre sí. Por eso, nada de lo anterior separado de lo demás, alcanza. El ikigai se conforma por un delicado equilibrio entre todas esas partes.

Lo mejor del ikigai es que sirve como una brújula para tomar decisiones en la vida. Tu ikigai sintetiza el concepto del propósito, así que cuando conocés esas áreas y las alineás entre sí, tenés muy claro cuál es tu foco y hacia dónde tenés que ir.

5 consejos para encontrar tu ikigai

Sé lo que estás pensando: “¡Qué complicado es esto!”. Pero te aseguro que es más complicado contarlo que experimentarlo. Es desafiante, sí, pero hay formas de trabajarlo. Porque ikigai es un proceso, es un flujo continuo, es como un río. No es algo que se descubre como por arte de magia y queda fijo para siempre. Exige que le pongas cabeza, que lo sigas analizando, porque se irá desarrollando y fortaleciendo con el tiempo.

Encontrar tu ikigai implica autoanálisis, implica prueba y error. La reflexión y la acción te van a ayudar a revelar tus valores, tus fortalezas y tus habilidades, para que puedas encontrar el significado de tu vida y de tu trabajo.

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1- Dejá que tu ikigai sea tu brújula: Es como un guía que te ayuda a encontrar el camino y alinear tus acciones para orientarlas hacia tu norte, que es tu propósito. Cuanto tengas que tomar decisiones difíciles, dejá que tu ikigai te oriente.

2- No esperes sentirte pleno las 24 horas del día: No todo será siempre fácil. Pero lo bueno de tener un propósito y conocer tu ikigai es que te ayudará a mantener el rumbo y el foco, y a tener una visión más clara cuando aparezca alguna tormenta.

3 - Tratá de despejar tus juicios y creencias: El propósito tiene todo que ver con ponerte al servicio de los demás. Así que si tu ikigai está orientado hacia tu carrera o hacia tu trabajo, está bien. Eso no quiere decir que tu familia, tus hijos o tus amigos no sean importantes.

Simplemente quiere decir que la sensación de plenitud deriva del equilibrio de todas las partes que componen el ikigai.

4 - No lo tomes como un destino, sino como un camino: Ikigai no es algo denso o pesado, es liviano y fluido. Se mueve como las mareas, con el ritmo de tu vida. Hay que tomarlo despacio, viviendo en el momento, dando pequeños pasos.

5 - Podés tener más de un ikigai en la vida: Sí, es posible editar el propósito de tu vida a lo largo de los años, porque puede evolucionar o cambiar. La clave está en disfrutar el proceso, y no tomárselo con demasiada gravedad. El ikigai siempre es liviano. Fluye.

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