ESPECIAL PARA EL LIBERAL

Anatomía de la deuda argentina

Por Gerardo Floridia - Economista

El camino de la deuda

Argentina en dos años celebrará un nuevo bicentenario, en el cual se van a cumplir 200 años desde que la palabra “deuda” se convirtió en un tema recurrente de nuestro vocabulario. En 1822, la junta de representantes de Buenos Aires facultó al Gobierno a adquirir un préstamo de 1 millón de libras esterlinas de la banca Baring Brothers & Co, para construir el puerto de Buenos Aires y crear nuevas ciudades en nuestro país, como Carmen de Patagones. Esa deuda terminó de pagarse a mitad del siglo XX y, prácticamente al mismo tiempo, el gobierno argentino ingresó a una nueva deuda. Esta dio origen al flamante “Club de París”, un espacio creado para que Argentina negocie con sus acreedores internacionales y, que después, sirvió para que otros países endeudados hagan lo mismo. A pesar de los acuerdos alcanzados por nuestro país para honrar compromisos, prácticamente todos los gobernantes desde hace un siglo mantuvieron recurrentes excesos de gasto público por encima de lo recaudado. Lo que obligó a niveles de endeudamiento excesivos, que desembocaron en el plan Brady de reestructuración de deuda.


La deuda pública en la actualidad

Según la Secretaría de finanzas del Ministerio de Economía de la Nación, al día de hoy, la deuda pública actual es de 311.251 millones de dólares. Ésta llegó a dicho monto de la siguiente forma: la dictadura le heredó a Alfonsín U$S 41.054 millones y éste la aumentó en U$S 23.323 millones; luego Menem la recibe y en 10 años le suma U$S 57.500 millones; De la Rúa la incrementa en U$S 22.576 millones y Duhalde, en su breve paso, le agrega la módica suma de U$S 1051 millones; el matrimonio Kirchner la incrementa en U$S 95.101 millones y Macri en U$S 70.586 millones

¿A quién le debemos plata y cuándo hay que pagarles?

Un error frecuente es pensar que nuestra deuda es solamente con el FMI, lo cierto es que la deuda con organismos multilaterales y bilaterales es tan solo 23,4% de la deuda total (U$S 72.679 millones). La mayor parte de la deuda se la debemos a gente común que le prestó dinero al estado a través de: bonos (privados), los cuales representan 39,2% de la deuda (U$S 121.979 millones) y a organismos del sector público, que giraron sus fondos al gobierno y tienen 37,5% de la deuda (U$S 116.592 millones). Completan la torta, un conjunto de intereses pendientes de reestructuración por un monto de U$S 2406 millones, lo que equivale a 0,5% de la deuda total. Una de las prioridades de la gestión actual es llegar a un acuerdo de reestructuración de la deuda con el FMI, que permita estirar los plazos en los cuales hay que pagar la deuda con organismos multilaterales. Lo cierto es que, el grueso de deuda con el Fondo Monetario y otros organismos bilaterales vence recién en 2022 y 2023. La mayoría de los vencimientos para este año y el próximo son de bonistas privados y agencias del sector público, los cuales deberían ser prioridad a la hora de reestructurar.


¿Qué pasa si no pagamos la deuda?

Lo primero a darle importancia es la legislación con la cual fue emitida la deuda pública. Esto quiere decir en donde se resolvería el conflicto en caso de cesar los pagos. El 55% de la deuda está emitida con legislación extranjera (lo que implica que iríamos a juicio en los tribunales de Nueva York, donde un fallo del juez Thomas Griesa sentó jurisprudencia obligando a Argentina a pagar o ser embargada) y el otro 45% está en legislación nacional, lo que implicaría que los jueces argentinos definan el destino de la disputa. Sin embargo, más allá de la legislación, un default implicaría el cierre del crédito a Argentina, de modo que el gobierno y los ciudadanos argentinos no tendrían forma de financiar inversiones o consumo, y se tendrían que reajustar fuertemente las cuentas públicas o incrementar considerablemente los impuestos.


Una lección de 200 años

El problema no es la deuda per se, el problema desde hace 2 siglos en el país es que el Estado argentino gasta más de lo que puede recaudar, lo que obliga a que caigamos constantemente en inflación o endeudamiento. Este es el precio que tenemos que pagar por tener un estado tan grande. Es momento que los argentinos nos planteemos si estamos dispuestos a seguir así o si queremos vivir en un país más equilibrado y con certidumbre acerca del futuro.

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