La anemia, una patología que genera daño al corazón
Por el Dr. Javier Jensen. Cardiólogo.
Algunos conceptos a tener en cuenta previo a comentar el daño cardiaco
¿Qué es la sangre?
La sangre es el líquido fundamental que mantiene la vida en los humanos y los animales. Circula a través del corazón y los vasos sanguíneos (las arterias y las venas), transportando a todos los tejidos del cuerpo los elementos que necesitan para realizar sus funciones: nutrientes, hormonas, vitaminas, anticuerpos, calor y oxígeno.
La sangre humana está compuesta principalmente de plasma y células sanguíneas. El plasma representa el 55% del volumen total y a su vez está compuesto de agua, proteínas y sales inorgánicas.
El restante 45% lo forman los glóbulos rojos (eritrocitos), los glóbulos blancos (leucocitos), que defienden al organismo contra las infecciones bacterianas y virales, y las plaquetas, que impiden las hemorragias, favoreciendo la coagulación de la sangre.
¿Qué son los glóbulos rojos y la hemoglobina?
Los glóbulos rojos, o hematíes, son células sanguíneas que se producen en la médula ósea. Su función es transportar el oxígeno desde los pulmones al resto del organismo, así como retirar el dióxido de carbono de los tejidos periféricos y expulsarlo a través del pulmón. Tanto el oxígeno como el dióxido de carbono circulan por la sangre adherida a la hemoglobina, una proteína presente en los glóbulos rojos.
¿Qué es la anemia?
El término anemia designa un conjunto de síntomas y signos que se producen debido a la disminución del número de glóbulos rojos en la sangre o a la disminución de los niveles de hemoglobina. Cuando el cuerpo produce menos hematíes o desciende el nivel de hemoglobina, no recibe suficiente cantidad de oxígeno y surgen los síntomas propios de la anemia.
Esto puede suceder si: tu cuerpo no produce suficientes glóbulos rojos (déficit de hierro, ácido fólico, vitamina B 12, enfermedades de la medula ósea como la leucemia o la mielofibrosis, enfermedades inflamatorias agudas o crónicas como el cáncer, VIH, artritis reumatoidea, enfermedad renal.
El sangrado hace que pierdas glóbulos rojos más rápidamente de lo que pueden ser reemplazados (hemorragias digestivas, ginecológicas), accidentes de tránsito, etc.
Tu cuerpo destruye los glóbulos rojos (anemias hemolíticas/ de células falciformes etc.).
¿Cuáles son los síntomas de la anemia?
La sintomatología es variada, puede incluir disnea de esfuerzo (dificultad para respirar) palpitaciones, hipotensión postural, dolor de cabeza (cefalea), disminución del deseo sexual, mareos, caída del cabello, frío en las manos y pies, dolor de pecho, infarto al miocardio, soplos cardíacos, dilatación cardíaca (corazón grande), cuadro sincopales.
¿Por qué se producen estos cambios en el corazón?
El corazón es uno de los principales órganos que se afecta por la anemia, ya que este padecimiento provoca daño multiorgánico. El sistema cardiovascular desarrolla varias respuestas para contrarrestar los efectos de la anemia. Los vasos sanguíneos se contraen para favorecer el flujo sanguíneo hacia órganos vitales como cerebro, corazón y riñones. El corazón aumenta el número de latidos por minuto para enviar oxígeno a todo el cuerpo.
Los pulmones aumentan su trabajo para mantener la presión arterial pulmonar baja e incrementar el nivel de oxígeno en la sangre.
Estos cambios terminan produciendo soplos de diversos tipos; de hecho, el corazón se dilata a veces tanto, que las válvulas empiezan a fallar, sobre todo la mitral y la tricúspide. Además de dilatarse, el corazón se hipertrofia, por lo que se hace más grueso y consume más oxígeno, debido a esto los pacientes pueden tener angina de pecho y se han descrito infartos en individuos que ya tenían obstrucciones coronarias.
La insuficiencia cardíaca por anemia es mucho más frecuente de lo que ustedes puedan considerar, ya que la anemia crónica provoca taquicardia refleja, dilatación progresiva del corazón con hipertrofia muscular cardíaca y dado que los vasos sanguíneos están en constricción, se llega a un síndrome clínico conocido como Cor Anémico que es ocasionado por este conjunto de manifestaciones que siendo una condición refleja para compensar la anemia, termina provocando una enfermedad que puede matar al paciente y no por la anemia en sí misma
¿Cómo afecta la anemia en la capacidad de ejercicio?
Cuando una persona con anemia comienza a hacer ejercicio, el corazón no es capaz de bombear cantidades mucho mayor de sangre de las que ya está bombeando, en consecuencia, durante el ejercicio, aumentan mucho las demandas tisulares de oxígeno, se produce una hipoxia tisular extrema y aparece insuficiencia cardíaca. Por eso se recomienda antes de iniciar un programa de ejercicios, hacerse un chequeo general completo.
Así pues, para evitar todas estas complicaciones que produce la anemia, cualquier sospecha de anemia debe confirmarse y tratarse mediante el análisis correspondiente para valorar su origen y eficacia del tratamiento.
El tratamiento de la anemia varía, mientras que depende del tipo. Su médico le permite decidir las mejores opciones del tratamiento, tales como suplementos alimenticios, medicación o modificación de la dieta. El tratamiento para la anemia tiende a centrarse en la enfermedad subyacente. Es mejor emprender el tratamiento para la anemia, pues podría el mismo jugar un papel importante en mejorar la calidad de vida.
Muchos tipos de anemia no se pueden prevenir. Pero puedes evitar la anemia por deficiencia de hierro y las anemias por deficiencia de vitaminas consumiendo una dieta que incluya una variedad de vitaminas y minerales, entre ellos:
Hierro. Los alimentos ricos en hierro incluyen carne vacuna y otras carnes, frijoles, lentejas, cereales fortificados con hierro, verduras de hoja verde oscuro y frutas secas.
Folato. Este nutriente, y su forma sintética de ácido fólico, se pueden encontrar en frutas y jugos de frutas, verduras de hojas verdes oscuras, arvejas verdes, frijoles rojos, cacahuates y productos de granos enriquecidos, tales como pan, cereales, pasta y arroz.
Vitamina B-12. Los alimentos ricos en vitamina B-12 incluyen la carne, los productos lácteos y los productos fortificados a base de cereales y soja.
Vitamina C. Los alimentos ricos en vitamina C incluyen frutas y jugos cítricos, pimientos, brócoli, tomates, melones y fresas. Estos también ayudan a aumentar la absorción de hierro.