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La cuarentena también afectó la venta de los famosos chorizos de la Colonia Jaime

Los ingresos en los puntos de venta de la tradicional comunidad, se han visto resentidos por la retracción de la actividad.

De proyecciones impensadas, los efectos de la pandemia de coronavirus ha hecho mella en todos los rincones de la sociedad y hasta han trastocado costumbres instaladas como la de compartir en las mesas santiagueñas ciertos productos emblemáticos, como los famosos chorizos de la Colonia Jaime, producidos en la comunidad filosófica de casi 90 años de antigüedad que se afincó en las cercanías de Vílmer sobre la ruta nacional 34, y que gracias a la calidad de sus materias primas se ha convertido en referente de la industria alimenticia provincial.

Al respecto, Marcela Lazo, presidenta de la Asociación Civil Colonia Jaime, admitió la baja en las ventas: “Al abrirse sólo por las mañanas, sí nos ha costado (hacer frente a la cuarentena), ya que han bajado las ventas, sobre todo en la parte de los chacinados se ha sentido. No tanto en la venta de los pollos”, que es la carne más barata y se convirtió en la base de la dieta de miles de familias, y de las verduras.

Luego amplió: “Estamos trabajando en las granjas solamente a las mañanas, de 8 a 13 o 14. Por la tarde no abrimos las granjas. Eso ha modificado la rutina”, como también el hecho de que antes “se hacían viajes a Pinto, Añatuya, Colonia Dora en el camión de la comunidad, para vender los productos nuestros, como verduras, hortalizas. Pero se ha decidido desde un principio no hacerlo para no ir a muchos pueblos ni tomar tanto contactos fuera de la colonia”.

Trabajando entre barbijos, guantes y cofias

Atendiendo las demandas de una pandemia que no perdona los descuidos o desatenciones, los integrantes de la Colonia Jaime apoyan el respeto de las medidas sanitarias tanto en sus bocas de expendio, como en la comunidad misma: “En las granjas se cumple con todos los protocolos que establecen las normas actuales: se usan barbijos, guantes, cofias, alcohol, alcohol en gel”, señaló Marcela Lazo.

Refirió además que tomaron “con mucha facilidad, tanto en las granjas como en la comunidad” estas medidas y que incluso se las sigue en la colonia: “A las personas que por ahí compran batatas o cítricos se les pide que vengan con barbijo y que no ingresen si no los tienen colocados; tenemos los rociadores a mano con alcohol, con lavandina y el alcohol en gel”.

Por otro lado, en cuanto a la movilidad de los integrantes de la colonia de acuerdo a sus distintas actividades, explicó: “Estamos inscritos en el Circulando las personas que van a la granja”.

Acerca de los mayores, señaló: “A las personas mayores también se las cuida de esa forma y están aislados dentro de la comunidad; ellos no salen directamente, están aquí adentro y si tienen que hacer trámites se los hacemos los demás”, comentó.

Cómo sigue la vida puertas adentro de la comunidad
Cómo sigue la vida puertas adentro de la comunidad

Amén de los perjuicios económicos en la comercialización de sus productos, la cuarentena ha tenido otros efectos en los miembros de la Colonia Jaime, a nivel comunitario y también personal. Marcela Lazo, referente de la comunidad lo explica de esta manera: “Esta pandemia nos pone como humanidad en posición de asumir un desafío bastante grande, importante; nos lleva a replantearnos muchas cosas”.

Contrasta luego cómo eran y lo que se vieron obligados a cambiar: “La colonia cumple 88 años el 25 de julio, nunca ha cerrado las puertas, es una comunidad abierta, muy visitada por miles de personas, que durante todo el año llegan a la comunidad por distintas razones. Haber cerrado las puertas nos ha significado un golpe importante para nosotros: por un lado, extrañamos nuestros afectos y, por otro, lo estamos aprovechando como un momento para reflexionar, analizar cuestiones personales, familiares, de la comunidad en general; qué aspectos consideramos que deben ser revisados, porque entendemos que cuando se nos manda a la casa, más allá de que estemos de acuerdo o no, de que uno lo haga y otros no, el hecho de que el mensaje para un mundo entero nos está invitando a todos a una introspección en forma individual y familiar”.

“Ahora descubrimos cuán valiosos son los abrazos que habíamos implementado hace dos años entre nosotros y con todas las personas que nos visitaban. Hoy tenemos más certezas de lo valioso que ha sido hacer eso. Seguramente lo vamos a hacer con más valor cuando volvamos a retomar esas actividades”, pronosticó.

El mendocino que se quedó varado

Una historia dentro de la historia es la que protagoniza en la Colonia Jaime Marcos Suárez, quien llegó en marzo a dar una mano y comenzó la estricta cuarentena.

“Es un amigo de Mendoza que ha sido parte importante del equipo que se ha conformado entre la Secretaría de Tecnología, la Unse y la Colonia cuando se hizo funcionar el biodigestor, Nos vino a visitar en marzo y lo agarró la cuarentena aquí. Así que se quedó con nosotros, y por supuesto extraña a su familia, quisiera volver, pero sabe que tiene que respetar las normas y está compartiendo con nosotros”, contó Lazo.

“Ésta es una situación única en un momento único del mundo”

“Una cosa muy valiosa que logramos en estos tiempos es el cuidado y la protección por parte del Estado provincial y nacional”, destacó Marcela Lazo. “Sentir que las autoridades nos están cuidando es algo que valoramos mucho y si bien sabemos que no depende solamente de ellos, porque todos tenemos que contribuir, sentir que alguien cuida de uno es una sensación de contención de que alguien se está ocupando por nosotros que tenemos que valorar todos”.

Interpretó en este sentido: “Esto es algo nuevo, una situación histórica en la vida de nuestro mundo y si bien ha habido hechos parecidos en otros tiempos, ésta es una situación única en un momento único del mundo con respuestas únicas”.

De manera que “por ser una situación tan especial a veces como autoridades deben asumir qué es lo mejor cuando se presentan determinadas circunstancias, cuando tienen que tomar decisiones; eso está en la valoración que uno hace hacia las autoridades, que buscan hacer lo mejor por todos nosotros y que uno realmente lo respeta y lo valora”, afirmó.

Ahora producen maní y salamines

Aun con pandemia y cuarentena, la siempre trabajadora comunidad de Colonia Jaime no deja de innovar. Es así como acaban de levantar una cosecha de tres cuartos de hectárea de maní, cultivo del que anoche tostaron unas cuantas bandejas para compartir después de la cena.

Otra experiencia nueva es la de salamines, que comenzaron a producir recientemente en su fábrica de chacinados, reveló Marcela Lazo, donde fabrican chorizos, salchichas y morcilla.l




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