La figura paterna
EL ROL DE PADRE, UNA CUALIDAD INSUSTITUIBLE PARA EL CRECIMIENTO Y DESARROLLO DE UN SER HUMANO, EN ESTE CASO DE SUS HIJOS.
Por el Lic.
Mariano Vega Botter
Neuropsicólogo
B uenos días mis estimados lectores y les deseo un feliz Día del Padre a todos los papás lectores. Como es un día importante que se conmemora en nuestro país quiero comentarles lo que es la función del padre, su rol, sus obligaciones y hasta lo que sucede cuando hay una ausencia de figura paterna; en este día tan especial para los papás siento que este aporte que les hago a ellos servirá para su psicoeducación y puedan ir siempre por el buen camino en su rol de papá, por el buen camino de la educación de sus hijos, por el buen camino para que sus hijos crezcan con salud mental y corporal.
Una de las mayores expectativas en la educación de los hijos es ayudarles a formar una imagen positiva de sí mismos. Sentirse capaces, experimentarse como seres valiosos, competentes y merecedores de logros, son la base de una personalidad sana y equilibrada y, por lo mismo, del éxito en la vida. Numerosos estudios concluyen que la presencia activa y estable del padre y una relación cercana con éste tienen un gran impacto sobre la formación de la autoestima de los hijos, porque satisface necesidades psicológicas profundas de los niños y adolescentes, que responden a tres preguntas fundamentales: ¿Quién soy?, ¿a qué pertenezco? y ¿de qué soy capaz?
Cuando los padres se toman el tiempo suficiente para hablar y escuchar a sus hijos y están conectados emocionalmente con ellos, estos se sienten valorados, importantes y tenidos en cuenta, y experimentan una sensación percibida de apoyo y soporte.
Por otro lado, el padre también imparte disciplina con más firmeza que la madre (los niños perciben inconscientemente a su padre como una figura con mayor autoridad). Si ésta se ejerce de manera equilibrada, los hijos asimilan claramente las normas de comportamiento, tienen más autocontrol y tolerancia y sobrellevan mejor la frustración.
Hay muchas actitudes que suman y aportan a la interacción y relación de los padres con sus hijos/as, es muy importante que tanto los padres como los hijos puedan fijar y determinar bien sus roles con la imagen paterna que signifique a su hijo seguridad, protección y por sobre todo obediencia a las peticiones de su padre porque él mismo sabe que de esa forma crecerán sus hijos fortalecidos en sus psiquis; y estas actitudes forjan al niño/a, adolescente cuando se interactúa con juegos directamente con ellos, haciendo deportes juntos, manteniendo una hermosa charla, compartiendo la lectura de un libro, siempre haciendo ver su sentido del humor, el optimismo de la vida y la positividad hacia un futuro; mostrar siempre el interés genuino y la consideración por sus deseos y necesidades como personas que están alcanzando y pasando por diferentes estadíos.
Un padre debe reforzar esa valoración y el esfuerzo de sus hijos para conseguir algo valioso pero no solo a través de sus resultados, sino, a través de la pasión, del amor y de la resiliencia por buscar metas como respetar sus puntos de vista y hacerles ver el orgullo que sienten los papás con los logros de sus niños/as, adolescentes e incluso de hijos que ya son adultos y comienzan a transitar una etapa de madurez. En este caso ese rol de papá será un poco más exigente y seguramente permitirá que ese hijo o hija se vaya forjando su futuro con la constitución genuina de una personalidad estable.
Generalmente, se habla de la importancia del vínculo afectivo entre la madre y el niño, dejando de lado el rol del padre. En un principio, se pensaba que la importancia radicaba en que el padre otorgaba o facilitaba las condiciones para que se formara el vínculo entre el hijo o hija y la madre. Pero, actualmente, se destaca más la importancia el rol paterno como una principal figura de apego secundario. En este sentido, uno de los puntos claves es su papel en el desarrollo de la personalidad de los hijos, ya que junto con la madre son la base de la constitución de la familia. El papá es quien brinda flexibilidad, variación y enriquecimiento a la forma en que el niño o niña se relacionará con el resto en el futuro, otorga las herramientas para enfrentar y resolver los problemas, los modelos para ir generando su propia identidad. Asimismo, la presencia del padre, ayuda a que el hijo/a vaya entendiendo que las relaciones no son exclusivas ni excluyentes de otras. Por ejemplo, en las relaciones interpersonales es posible querer a un amigo y también a otro, querer a un hijo y también a otro. La figura del padre se asocia, además, a la internalización de las normas y al ‘deber ser’, lo que facilita el proceso de integración en una sociedad donde se deben respetar y seguir ciertas reglas para una buena convivencia.
La ausencia de la figura paterna afecta?
Esto puede provocar una mayor dificultad para lograr un vínculo sano en las relaciones interpersonales, y para adquirir una visión de un mundo más integrado. Además, falta un modelo cercano de relación heterosexual satisfactoria, entre otras cosas.
Para el hijo, especialmente, es un referente de identidad masculina al cual toma como modelo para ir definiendo su forma de ser, de actuar, sus intereses, su identidad sexual y su forma de ver el mundo, entre otros.
Para las hijas, el padre será también modelo de lo masculino, necesario para incorporar aquellos aspectos masculinos que pueden estar presentes en ella y que le sirven, por ejemplo, para saber poner límites en la relación con otros haciéndose respetar con mayor claridad y firmeza (por ejemplo, con sus amigos o amigos con derecho a roce; como se dice ahora; o literalmente novios; respecto al acercamiento sexual, en donde la mujer tiende a ser utilizada o exigida). Para las hijas, también la relación de su padre con su madre será un patrón de referencia de la relación de pareja que elijan.
En caso de que el padre no esté presente en la crianza de los niños, es fundamental la buena mirada y los buenos comentarios que la madre y los cercanos al niño puedan hacer, aun cuando el papá haya hecho un daño a la familia. ¿Por qué? Porque el niño lleva y ama a su padre a través de sus genes y su historia. Tener una buena imagen de él, aunque no esté, lo ayuda a confiar en sí mismo. También forma en él una imagen paterna que servirá en su futura relación con sus hijos. Un niño necesita mirar a su progenitor de buena forma. A pesar de todas las dificultades, el padre, junto con la madre, le dieron el mayor regalo… la vida.
Un ejemplo de cómo crear una buena imagen paterna no quiere decir mentir al niño, pero sí la madre puede hacer comentarios positivos, por ejemplo: “A tu papá le hubiera encantado verte jugar fútbol como lo hiciste hoy”. O bien, “tienes los mismos ojos que tu papá”. Las figuras paternas sienten amor gracias a los vínculos y a la oxitocina, hormona del apego.
Estudios sugieren que los padres incrementan su nivel de oxitocina durante la crianza. La manera de demostrarlo es a través del juego, cuando los levantan por el aire o consiguen que el bebé ría. Cabe destacar que la representación paterna influye de forma diferente en la niña que en el niño. Para el hombrecito es importante tener una buena relación con su padre, ya que de él puede aprender a ser hombre. En cambio, la niña está primero en el círculo de la madre, al igual que su hermano varón, luego los dos se acercan al padre, quien les brinda su visión del mundo y los apoya para que puedan desenvolverse en él. Finalmente, la hija debe retornar al círculo de su madre, ya que de ella puede aprender a ser mujer.
La función de la mamá reemplazaría la función del padre?
Si bien puede cumplir algunos roles adjudicados culturalmente más a la figura paterna, no debe pretender reemplazarlo o desdoblarse en desempeñar ambos roles. Asimismo, si el papá no está presente (por fallecimiento o separación) no significa que no haya existido, o que no esté presente de alguna manera en el pensamiento del niño.
Se buscará rescatar los aspectos positivos de la relación que existió, y así tratar de fortalecer otras figuras adultas masculinas que puedan ser significativas para el niño o niña, podemos hablar en este caso de la figura del abuelo, que no deja ser tan importante como la figura del papá, igualmente son figuras paternas, en diferentes rangos etarios, pero no dejan de fijar en los hijos o nietos; en este caso; la figura paterna asociada a la autoridad masculina del núcleo familiar.
Se debe validar y valorar lo que esté presente del padre y, existiendo aquello, facilitar que también se den esas otras relaciones con figuras masculinas adultas de confianza, y cercanas afectivamente.
Un papá amigo…Mmmm… tomemos el concepto adecuado
Ser papá significa ser cercano, interactuar con el hijo, tener un rol normativo, ser modelo de lo masculino, de una forma de ver, estar e interactuar en el mundo, y eso incluye la amistad. Parte de lo que es ser padre es ser amigo, en el sentido de cercanía, afecto, disponibilidad y confianza. Sin embargo, la relación padre-hijo no es una relación simétrica, es imposible pretenderla y es dañino intentarla. La amistad presente allí no está al mismo nivel para ambos. Se incorporan dentro de esa amistad la asimetría propia del rol de padre y del rol de hijo, con momentos de mayor simetría (decididos por el padre) y con un acercamiento mayor cuando el hijo se aproxima a la adultez.
A medida que van pasando los estadíos del desarrollo de los hijos con el padre, la interacción va cambiando.
En algún momento (en edad preescolar y escolar temprana) la imagen del padre está idealizada, engrandecida, vista como perfecta, como meta lejana y casi inalcanzable a seguir. Sin embargo, en el inicio de la adolescencia comienza a decaer, al identificar errores, debilidades y defectos de aquel padre que parecía ideal. Esto es necesario y positivo que se dé, ya que es fundamental reconocer nuestras debilidades, y el hijo necesita también valorarse a sí mismo como alguien distinto, quien a su vez evidencia que el padre no es algo inalcanzable. l