DEPARTAMENTO ALBERDI

La hermana y un pastor salvan a una jovencita del suicidio en cementerio de Campo Gallo

En otro intento, también un joven de 17 años fue socorrido, mientras pendía con una soga al cuello. Vigilancia médica.

Una adolescente en Campo Gallo (Alberdi), y un joven, en Capital, movilizaron ayer a familiares y policías en sendos propósitos por quitarse la vida.

De acuerdo con los operativos policiales, la jovencita, de 17 años, se habría trasladado al cementerio de Campo Gallo, con un cuchillo.

Antes, habría dejado entrever a una hermana su drástica determinación.

Desde ese temor, la hermana alertó a un pastor y ambos se dirigieron a la necrópolis local.

Tal cual lo adelantado, las dos personas hallaron a la adolescente envuelta en una crisis total.

Abundaron las palabras y la clara exhortación de que desistiera de su propósito, dentro de un “clima” de angustia y desesperación.

Al ser informada sobre la situación, la fiscal Norma Matach dispuso la inmediata contención psicológica. La asistencia deberá estar complementada con presencia familiar y vigilancia en los días venideros, trascendió.

Con una soga al cuello

También en la víspera, la policía acudió a una vivienda de la Capital, al ser “anoticiada” de que un joven también de 17 años, intentó quitarse la vida.

Según el relato de su familia, no era el primer intento.

Al parecer, la víctima habría protagonizado un incidente con su pareja, lo cual abrió viejas heridas que mantendría con su entorno íntimo.

En un contexto familiar poco claro, el adolescente se habría encerrado y se habría atado una soga al cuello.

Los voceros deslizaron que mientras pendía de la soga, un familiar lo habría socorrido y rescatado.

Durante unos contados segundos, el adolescente habría permanecido casi desvanecido.

Riesgos

La oportuna intervención de su familiar lo salvó de una tragedia segura y después intervinieron los policías.

Por disposición de la fiscal Norma Matach, el adolescente quedó con su familia, quien ahora deberá aportarle acompañamiento y, quizá, terapia psicológica. El “diagnóstico” de los investigadores es que hay una crisis profunda que el damnificado arrastraría desde hace muchos años.


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