Artritis reumatoidea: tratamientos biológicos y biosimilares
Por la Dra. Gabriela Salvatierra
Cuando se padece de artritis reumatoide el sistema inmunológico, que normalmente combate la infección, ataca el recubrimiento de las articulaciones, lo que da lugar a que las mismas se inflamen. Dicha inflamación provoca que aumente la temperatura de las articulaciones. La artritis reumatoide es una enfermedad crónica, sin embargo, un diagnóstico precoz y el acceso a tratamientos adecuados reducen la gravedad de la misma y los riesgos asociados a su avance y que se inflamen y se tornen rígidas y dolorosas .
Generalmente, se afectan primero las articulaciones pequeñas de las manos y los pies. Si la inflamación continúa sin tratamiento puede provocar daño a las articulaciones y órganos. Una vez que la articulación está lesionada no se puede reparar, por lo que el tratamiento temprano de la artritis reumatoide es importante.
Los tratamientos pueden ser no farmacológicos (un ritmo de vida más saludable, ejercicio adecuado como caminar, nadar, bicicleta, fisioterapia, etc.) y de carácter farmacológico.
Existen dos tipos de tratamientos farmacológicos: aquellos que tratan los síntomas y aquellos que modifican el curso de la enfermedad; los fármacos utilizados para tratar los síntomas comienzan por los analgésicos, antinflamatorios no esteroideos y corticoides.
Hoy disponemos de fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (Fame), capaces de retrasar de forma significativa el avance de la misma.
Recientemente, los Fame y Fame biológicos suponen un paso más al haber logrado bloquear en gran medida los mecanismos por los que la artritis reumatoide daña las articulaciones.
Tratamientos biológicos
El tratamiento de las enfermedades reumáticas ha sufrido un giro muy importante en los últimos diez años. El desarrollo de anticuerpos monoclonales y proteínas recombinantes de fusión dirigidas contra moléculas implicadas en la patogénesis de enfermedades inflamatorias ha producido un cambio real en el tratamiento actual de estos padecimientos.
Este tipo de fármacos, agrupados bajo el término de medicamentos biológicos, ha demostrado tener un rol fundamental en cuanto a la mejoría del proceso inflamatorio, así como disminución del progreso de la enfermedad reumática y de otras entidades autoinmunes. Sin embargo, la incidencia de eventos adversos de estos agentes, principalmente infecciones, ha llevado al desarrollo de guías para una adecuada utilización de los mismos.
En reumatología las terapias biológicas se han convertido en una potente herramienta terapéutica para un grupo de pacientes con patologías crónicas.
Los tratamientos biológicos han sido un avance enorme en el tratamiento de la artritis reumatoide, y el conocimiento de cómo funciona la enfermedad. Estos tratamientos son específicos y modifican el curso de la enfermedad. No pueden tomarse en pastillas, porque al ser proteínas, las digeriríamos y se degradarían, así que es necesario administrarlas por vía subcutánea o endovenosa. Actualmente se han aprobado varios medicamentos que son muy eficaces para la artritis reumatoidea.
¿Qué es un medicamento biosimilar?
Según las Agencias internacionales de Salud por ejemplo la FDA , un medicamento biosimilar es un medicamento biológico aprobado en base a la demostración de que es altamente similar a un medicamento biológico aprobado por la FDA, denominado medicamento de referencia, y que no tiene diferencias clínicamente significativas en términos de seguridad y eficacia respecto al medicamento de referencia.
Es necesario disponer de estudios preclínicos y clínicos sobre la eficacia en comparación con el biotecnológico de referencia para alguna de las indicaciones previamente aprobadas, así como datos sobre la seguridad, sobre todo en referencia a su inmunogenicidad. Para su aprobación como biosimilar, es necesaria la demostración de una similitud de las propiedades fisicoquímicas y la actividad biológica entre el biosimilar y el producto de referencia, una similitud en el efecto clínico entre les indicaciones, el mecanismo de acción y los receptores, y la caracterización del perfil de seguridad del biosimilar.
Cabe recalcar que estos medicamentos son prescriptos por el médico tratante de acuerdo con las características clínicas de cada paciente, y el cambio de un biológico a un biosimilar tiene que estar aprobado por el mismo.