Con la caída de otros dos miembros agoniza la banda narco de “Tala” Aranda, en Monte Quemado
Ahora fueron apresados Marcos Elías Salvatierra, alias “Chupa” y Juan Ignacio Aranda, apodado “Cachi”, hermano de “Tala” Aranda, el prófugo más buscado de la provincia.
Con todos los aguantaderos allanados, madura la caída de la banda de Cristian Francisco “Tala” Aranda, diezmada en las últimas 24 horas con la caída de su hermano Juan Ignacio Aranda y Marcos Elías Salvatierra, acusados de secuestrar a tres jóvenes y exigirles el reintegro de dos mochilas con 11 kilos de droga.
Los responsables del cimbronazo son los efectivos de la División Homicidios y Delitos Complejos de La Banda, quienes recalaron el fin de semana en la ciudad de Monte Quemado, departamento Copo, a requerimiento del fiscal Gabriel Gómez.
Los funcionarios no dejaron un aguantadero intacto. Inspeccionaron también la zona rural del departamento Copo, en que “Tala” creció desde niño y, por ende, representa la gran ventaja del prófugo más buscado en la región.
La Fiscalía investiga el secuestro de tres jóvenes en Bº Canal, el 11 de abril. De acuerdo con la compleja investigación, liderados por “Tala” Aranda aquella noche la banda hizo estragos.
Los delincuentes descendieron de dos 4 x 4, armados hasta con una escopeta similar a una ametralladora y coparon tres casas y secuestraron a tres jóvenes, el menor de 12 años.
El pelotón habría sido conformado por “Moto” Díaz, “Hacha” Díaz, “Porongo” Pérez, Noelia Mansilla (pareja de “Tala”); Marcos Elías Salvatierra, alias “Chupa”, Juan Ignacio Aranda, apodado “Cachi” (hermano de “Tala”). A excepción de “Tala” Aranda, Mercado y otro Salvatierra, el resto de la banda fue desmantelado.
Las redadas arrancaron el fin de semana con las detenciones de “Moto” Díaz, “Hacha” Díaz y “Porongo” Pérez. Sin dormirse, los policías volvieron a la carga y acorralaron a Noelia Mansilla, forzándola a entregarse el lunes a media mañana.
Los procedimientos se repitieron en la víspera y fue el turno de “Chupa” Salvatierra y “Cachi” Aranda. Todos habrían sido interrogados ya y los investigadores tienen una mínima noción sobre el paradero de “Tala”, la cuasi figurita difícil en este rompecabezas policial-judicial.
Mientras tanto, los asesores legales profundizan la presión sobre “Tala”. Todos considerarían que la profuguez no resiste el mínimo respaldo y la única alternativa es entregarse y “pelear” (a largo plazo) por una morigeración de las imputaciones.
Las dominantes serían “privación ilegítima de la libertad, amenazas calificadas por el uso de armas y tenencia de arma de guerra”.l