FALLECIÓ AYER A LOS 99 AÑOS, PERO SEGUIRÁ REVELÁNDOSE EN TV

El príncipe Felipe seguirá vivo en “The Crown 5”

El príncipe Felipe, duque de Edimburgo y esposo de la reina Isabel II, falleció ayer a los 99 años en el Castillo de Windsor y, tanto en la vida real, como en la serie de Netflix que sigue a la Familia Real, será recordado como un personaje que estuvo, que colaboró con su familia, que a veces opinó, y que sin embargo, nunca tuvo peso ni en la trama ni en los destinos del Im‑ perio británico. Más aún, ninguno de los actores que con talento desnudó su personalidad en la pantalla chica, logró ganar un solo premio, de los muchos que conquistó “The Crown” y las actrices que dieron vida a la reina.

En las primera temporadas fueron Matt Smith y Tobias Menzies quienes le dieron vida al príncipe consorte de Isabel II, la que en la quinta temporada que comenzará rodarse en julio, en el norte de Londres, será interpretada por Imelda Stauton. Y como las dos próximas entregas intentarán abarcar un tiempo histórico que llega hasta el 2000, Felipe seguirá vivo en la ficción, de la mano de Jonathan Pryce, quien se mostró feliz a través de Twitter de componer a este personaje tan rico en matices.

La serie ya mostró cómo ese duque, al que se percibía, en el inicio, como alguien en el que la reina podría sostenerse, se convierte en un engreído, que no tolera el nuevo rol que debe jugar cuando coronan a su es‑ posa, además de ser un mujeriego, un tipo que insulta y que no se calla nada ante su esposa. Pero además de esto, la serie lo revela como un pésimo padre, insensible, frío y hasta cruel, cuando Carlos sufre, en su internado.

En la vida real, se sabe que Felipe pasó más de 70 años al lado de Isabel II y, según los medios reales, la buena relación con la monarca fue una de las claves para el reinado.

Nació en la isla griega de Corfú el 10 de junio de 1921, con el título de príncipe de Grecia y Dinamarca.

Felipe fue bautizado en la iglesia ortodoxa griega, religión que abando‑ nó para poder casarse con la reina. Felipe conoció a la monarca en 1939 cuando ella tenía 13 años y él 19: era cadete de la Real Academia Naval de Darmouth y vivía con su tío, lord Louis Mountbatten, en el Palacio de Kensington en Londres.

Se comprometieron en secreto en 1946 y el padre de Isabel, el rey Jorge VI, ordenó que el compromiso formal se pospusiera hasta que ella cumplie‑ ra 21 años en abril de 1947.

La pareja se casó en ese año en la Abadía de Westminster en un servicio que se transmitió a 200 millones de personas en todo el mundo.

Cuando el príncipe Felipe contrajo matrimonio con la entonces princesa Isabel se vio obligado a renunciar a sus títulos reales griegos y daneses para convertirse en duque de Edim‑ burgo, pero nunca fue nombrado rey.

En 1957, la reina nombró oficial‑ mente a su esposo príncipe del Reino Unido e Irlanda del Norte.

Según la tradición monárquica en la isla, las esposas de los monarcas británicos tienden a recibir el título de reina consorte, no es así en el caso de los hombres casados con una monar‑ ca que se conocen como príncipes consortes, no reyes consortes. Felipe era famoso por decir lo que pensaba y sus anécdotas y chistes en público fueron incontables.

Entre las más destacadas fue la frase “las mujeres británicas no pue‑ den cocinar”, mientras que en 1969 al cantante Tom Jones, al destacar el torrente de su voz, le preguntó: “¿Con qué haces gárgaras? ¿Con piedras?”.

También son recordadas las fra‑ ses políticamente incorrectas, como la de 1981, en plena recesión que afectaba al país: “Todo el mundo de‑ cía que debíamos tener más tiempo libre. Ahora se quejan de que están desempleados”.

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