ENTREVISTA EXCLUSIVA DE EL LIBERAL

Federico Villegas Beltrán: “Los derechos humanos, para mí, han sido, son y serán parte de los contratos sociales de la Argentina que nos permite evolucionar como sociedad

Pensamiento vivo del flamante titular del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el santiagueño Federico Villegas Beltrán. Un diálogo, vía telefónica, profundo sobre temas sensibles. Un diplomático de carrera que está por encima de la grieta ya que kirchneristas y macristas destacan su eficiencia y profesionalismo. Este sábado viene a Santiago para reencontrarse con su familia.

“Tenemos que pensar que lo que hemos construido es una sociedad que estaba quebrada, con un tejido social totalmente quebrado institucional y jurídico que llevó a asesinar, a desaparecer nuestros propios ciudadanos que también tenían derechos a ser protegidos por el Estado”. Firme y contundente es la respuesta que le brinda a EL LIBERAL el flamante presidente del Consejo Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el diplomático santiagueño Federico Villegas Beltrán.

Antes de su llegada a Santiago, que se producirá este sábado para reencontrarse con su familia, Villegas Beltrán atendió a EL LIBERAL y habló sobre temas sensibles y caros a la humanidad. “Entre todos construimos esta Argentina que hizo un contrato social erradicando los golpes de Estado. Hubo un segundo contrato social erradicando la impunidad de los crímenes de lesa humanidad y eso es muy importante. Seguramente, ahora nos falta el tercer contrato social que es la inclusión con una perspectiva de derechos humanos”, fue otra de sus manifestaciones claras, categóricas.

Durante la conversación con EL LIBERAL, Villegas Beltrán se refirió a la importancia del cargo que asumirá el próximo 1° de enero de 2022, sobre los retos que tiene por delante en el año que durará su mandato, los logros obtenidos por Argentina en materia de derechos humanos, las situaciones acerca de los derechos humanos en Venezuela y Nicaragua, la criminalización de la homosexualidad, el ejemplo de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, el rol de Michelle Bachelet como Alta Comisionada de la ONU para los derechos humanos. El pensamiento vivo del diplomático santiagueño que, según medios nacionales, está por encima de la grieta ya que kirchneristas y macristas destacan su labor.

¿Qué significa para usted haber sido elegido para estar al frente de un organismo cómo el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas?

Significa un alto honor porque, como representante diplomático de Argentina en Ginebra, asumir la dirección de uno de los principales organismos a nivel mundial, que vela por el desarrollo progresivo de los derechos humanos en todo el mundo, es un honor pero también una gran responsabilidad y la Argentina está muy preparada para ello por la historia que tenemos como país y la trayectoria que tenemos desde la democracia en este tema.

¿Situaciones como las de Venezuela, Nicaragua y Cuba van a ser los principales retos a los que se enfrentará una vez que usted asuma el 1° de enero?

No, los retos son mundiales y abarcan todas las regiones, abarcan muchos países de diferentes regiones que el Consejo ha decidido observar con particular precisión y preocupación y son los mecanismos del Consejo democráticamente, entre 47 miembros, que toman decisiones para supervisar y analizar la situación de derechos humanos en algunos países siempre con la intención de poder mejorar la situación y revertir algunas violaciones de derechos humanos que todo el diagnóstico indica, desde la propia Alta Comisionada, Michelle Bachelet y los distintos expertos independientes, que existe una situación. Por lo tanto, todos los países ponen su situación de derechos humanos sobre la mesa y hay algunos países que, particularmente, tienen una situación que el Consejo decide observar como una situación particular de un país y hacerle una supervisión más de cerca, con informes regulares, orales, escritos y con intervenciones de los países. Eso es lo que hemos visto en el Consejo el año pasado cuando se presentaron informes sobre Nicaragua o sobre Venezuela, pero también sobre Afganistán, sobre Myanmar, sobre muchos otros países.

¿Qué representa para la Argentina que haya sido electa, por primera vez en su historia, para presidir durante 2022 el Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas?

Una responsabilidad muy grande, un honor muy grande y también una decisión de la comunidad internacional de usar una experiencia de un país que ha dado al mundo muchos desarrollos progresivos en materia de derechos humanos y que ahora va a poder influir en que el principal órgano de Naciones Unidas aumente la protección de derechos humanos a partir de la experiencia adquirida.


NO A LA “POLITIZACIÓN” DEL CONSEJO. LOS DERECHOS HUMANOS

Usted, en su discurso, puso énfasis en estar en contra de la “politización” del Consejo y pidió que “los derechos humanos no sean rehenes de tensiones políticas”. ¿Puede ampliarlo a ese concepto?

Los derechos humanos es un concepto nuevo después de la Segunda Guerra Mundial donde decidimos, entre los Estados, que colectivamente tenemos que proteger los derechos de todas las personas que están bajo la jurisdicción de nuestros Estados más allá de ser nacionales de uno u otro. Es decir, esos derechos existen. Nosotros no somos los que interpretamos. Esos derechos están ahí y tenemos que protegerlos, pero lamentablemente, como sabemos, en la Guerra Fría hubo un conflicto Este-Oeste. Los derechos humanos fueron violados masivamente tanto en el Este como en el Oeste por una intolerancia entre dos modelos de organización política, social y económica en Este y Oeste, y nuestro país es un ejemplo en esa Guerra Fría, se violaron los derechos humanos. Por lo tanto, ahora que hay un reacomodamiento, que no es la Guerra Fría, sino un reacomodamiento de potencias donde, lamentablemente, una vez más, en el discurso general, los derechos humanos aparecen como parte de las discusiones geopolíticas. Lo que hice un llamado (en su discurso de presentación como presidente del Consejo de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas) es que colectivamente tengamos la responsabilidad de que no se repita lo de la Guerra Fría porque en la Guerra Fría se deterioró el sistema de derechos humanos porque se vio el tema desde una cuestión ideológica, de equilibrio de poder de las grandes potencias y los países que quedamos en el medio, que no estábamos en el mundo bipolar liderando nada, por esta situación de los derechos humanos rehenes terminamos nosotros teniendo nuestros propios cuadros masivos de violación de derechos humanos en un mundo bipolar que nosotros no lo habíamos construido. Por lo tanto, no podemos volver a repetir ese error de humanidad.


CRIMINALIZACIÓN DE LA HOMOSEXUALIDAD

¿Cuál es el estado de situación de los derechos humanos en el mundo, en general, y particularmente en Argentina?

Hay que pensar una perspectiva histórica. Hay 193 países. Cada país, todos, sin excepción, tienen una agenda de derechos humanos, desde el más pequeño del Pacífico hasta el país más grande de la Tierra. Hay personas, hay derechos y tienen su propia agenda. Ahora, los desafíos son justamente cómo hacer para que todos, progresivamente, vayamos dando saltos en la humanidad que nos hagan en el futuro una humanidad mejor de la que tenemos ahora. Y ya hemos tenido esas experiencias durante siglos: la esclavitud, la tortura, el colonialismo, la discriminación estructural de la mujer. Era algo natural, justificado y la humanidad lo tomaba como natural y había millones de personas que estaban sufriendo a pesar de que la humanidad lo aceptaba. Y fuimos dando esos pasos. Dijimos “Nunca más” al colonialismo, “Nunca más” a la esclavitud, etc., pero siguen persistiendo esos fenómenos y tenemos que atacarlos con sus nuevas modalidades. Por otro lado, tenemos un amplio abanico de inclusiones y de lucha contra la discriminación. Le voy a dar un solo ejemplo: Argentina es uno de los países de vanguardia a nivel mundial, como ustedes lo saben, en materia de derechos de las personas LGBTI. Toda la cuestión de no discriminación y lucha contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género somos, quizás, el país más avanzado o uno de los más avanzados. Sin embargo, en el mundo de hoy, 2021, hay 77 países que todavía criminalizan la homosexualidad en el Código Penal. Hay 27 que la criminalizan con la pena de muerte y hay 5 que la aplican a la pena de muerte. Entonces, imagínense todo el camino por delante que tenemos que andar para que el mundo, de manera global, dé nuevos saltos como este: dejar que cada uno ame a quien quiera y que la orientación sexual no sea un motivo de persecución para nadie.


LA LUCHA DE LAS ABUELAS Y MADRES DE PLAZA DE MAYO

También destacó la lucha de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Creo que no es casualidad sino causalidad haber citado esa lucha.

Sí, sí, claramente porque uno tiene que pensar también en perspectiva histórica. Yo, por ahí, tengo una obsesión de verlo así, pero pensemos que cuando las violaciones de derechos humanos ocurrieron en nuestro país, en esa Guerra Fría, etc., que terminamos en el medio, no había ni Whatsapp, ni redes, ni Twitter, ni nada. Es decir, lo que había eran cartas y dirigentes valientes que se tomaban un avión, con riesgo que les pasara algo, para contarle al mundo lo que estaba pasando. Y así fue que las hoy abuelas y madres ya mayores, empezaron a ir con expertos internacionales maravillosos de muchos países a la comisión de ese momento en Ginebra y decir que había una figura de desaparición forzada que se está dando en nuestro país, que es muy complicada, que es masiva, que no sabían dónde estaban sus hijos. Y así crearon, nada más ni nada menos el primer mecanismo de las Naciones Unidas especial que fue el Grupo de Trabajo de Desaparición Forzada. Ellas, treinta años después, yo tuve la suerte de ser testigo, volvieron a Ginebra para adoptar el proyecto de convención internacional contra la desaparición forzada que fue liderado por la Argentina. Es una evolución donde son parte de la historia, ellas de Argentina, pero también son cuatro generaciones de defensores de derechos humanos que han surgido a partir de la lucha de Madres y Abuelas y que han llevado a que nosotros proyectemos, a través de nuestra política exterior, una enorme experiencia muy rica en materia de derechos humanos. Por eso ha sido tan contundente y están tantos países felicitando y acompañando a la Argentina en este rol.


EL ROL DE MICHELLE BACHELET

¿Cómo evalúa el trabajo que realiza la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, y qué representará para usted trabajar codo a codo con ella?

Michelle Bachelet es una líder regional de excelencia. Aquí la tenemos como Alta Comisionada. Estamos muy contentos los latinoamericanos de tenerla. Es una mujer muy profesional, muy valiente, de un trabajo incansable. Es la que permite que los Estados escuchen los diagnósticos sin ningún tinte político. Es decir, la Alta Comisionada, esto es importante saberlo, no representa a ningún Estado, no recibe instrucciones de ningún Estado y está designada por el Secretario de Naciones Unidas para hacer la supervisión de los derechos humanos en el mundo y trabajar con los Estados para que nosotros como Estado hagamos mejor las cosas. Por lo tanto, es importante para los Estados escuchar siempre todos los mecanismos de Naciones Unidas que nos dicen los problemas que tenemos. Eso es lo que hace Michelle Bachelet, todos los relatores y expertos independientes muchos de los cuales son ciudadanos y ciudadanas argentinas que hoy son expertos de Naciones Unidas y ayudan muchísimo en muchos temas importantes.


UN DIPLOMÁTICO QUE ESTÁ POR SOBRE LA GRIETA

Algunos medios argentinos destacan que, tanto kirchneristas como macristas, ponen de manifiesto y en valor su eficiencia y profesionalismo ¿Cómo toma estos halagos que, de pronto, también dicen que usted está más allá de la grieta?

(Se ríe). La verdad, no me hago cargo de lo que digan los medios y es legítima la percepción que pueda tener cualquier actor de la sociedad argentina sobre mi trabajo. Lo único que puedo decirle es que soy un funcionario del Servicio Exterior, que ingresé muchos años en la carrera y mi primera pasión fue el desarme y luego me tocó ir a Estados Unidos a la OEA y ahí entré en el fascinante mundo de los derechos humanos, que es un tema de política exterior. Estoy desde el año 1995 especializado en este tema. Formar cuadros del Servicio Exterior especializado en el tema lo único que hace es proyectar mejor al país y creo que la demostración es esta. Si internamente valoran de una forma u otra, acá lo importante es que hoy tenemos que pensar más allá de la grieta. Tenemos que pensar que lo que hemos construido es una sociedad que estaba quebrada, con un tejido social totalmente quebrado institucional y jurídico que llevó a asesinar, a desaparecer nuestros propios ciudadanos que también tenían derechos a ser protegidos por el Estado. Esa historia trágica, desde la recuperación de la democracia, con luces y sombras, ha ido evolucionando para poner los derechos humanos en el centro de la identidad democrática de Argentina. Es un trabajo colectivo, que tiene muchos actores, movimientos de derechos humanos extraordinarios que dio un ejemplo al mundo y la evolución de las instituciones argentinas. En 1994 incorporamos los tratados de derechos humanos. Este sistema universal del que estamos hablando hoy lo incorporamos con algo constitucional en la reforma. Pocos países en el mundo han hecho eso. Y eso impactó completamente en la pirámide jurídica de Argentina. Eso es otro factor importante hasta que, lo que sucedió, es que con luces y sombras, impunidad, memoria, verdad y justicia que se iban elevando de manera dispar, a partir del 2005 los tres poderes del Estado removieron los obstáculos jurídicos para identificar y sancionar a los responsables de aquellos crímenes. Y fue un proceso democrático. Y yo lo veo siempre en perspectiva histórica. Es la construcción de liderazgos políticos que lo que hacen es interpretar la evolución de una sociedad para mejorar. Así fue que entre todos construimos esta Argentina que hizo un contrato social erradicando los golpes de Estado. Hubo un segundo contrato social erradicando la impunidad de los crímenes de lesa humanidad y eso es muy importante. Seguramente, ahora nos falta el tercer contrato social que es la inclusión con una perspectiva de derechos humanos. Por lo tanto, los derechos humanos, para mí, han sido parte, son parte y serán parte, de los contratos sociales de la Argentina que nos permiten evolucionar como sociedad. Si eso lo valoran de un lado y del otro del arco político yo no tengo ningún problema y les agradezco que digan eso.




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