ANÁLISIS

Actividades extraescolares, un buen espacio para que los chicos expandan su creatividad

"Es importante que en familia se escuche a nuestros adolescentes, qué les gustaría hacer aparte de ir a la escuela, plantear este espacio donde ellos puedan elegir otros lugares", sostiene la licenciada Rosario Sanguedolce.

El regreso de la actividad escolar alteró la rutina familiar, más teniendo en cuenta que se viene de dos ciclos de aislamiento, de tareas virtuales y encierro. Y uno de los puntos a los que siempre se le da un gran valor en el seno familiar es qué hacen los chicos cuando no van a la escuela, y se plantea el interrogante de si las actividades extraescolares son beneficiosas o no, si no es una sobrecarga que pueda generarles problemas.

Sobre este particular, la psicóloga licenciada Rosario Sanguedolce, especialista en trabajo con niños y adolescentes, consideró que es importante que los chicos puedan abordar otras actividades más allá de la escuela, siempre y cuando no sean imposiciones y las realice "con un tinte de disfrute".

Puso énfasis en recordar que de modo especial en el caso de adolescentes, ellos están atravesando una etapa de búsqueda de identidad, en la que le será beneficioso abordar otros espacios en los cuales, además, intensifiquen su sociabilidad.

Recomendó a las familias en las que hay adolescentes, escucharlos y plantear un ámbito de diálogo sobre qué expectativas tienen.

"Es muy importante que los adolescentes puedan tener otras actividades más allá de la escuela, porque si bien la escuela también puede ser entendida como una diversión, este espacio para aprender es una obligación, y las actividades extraescolares deben ser entendidas como un espacio de entretenimiento, de esparcimiento, donde el adolescente o el niño pueda expandir su creatividad, sus otros intereses, que no lo vea como algo obligatorio, como lo es la escuela", puntualizó la profesional.

En este punto, dijo que "si se lo plantea como posibilidad de entrenamiento, una posibilidad de disfrute o de expandir las aptitudes de los adolescentes, preadolescentes o niños, se le da un sentido diferente a la exigencia".

"Obviamente que cada familia tendrá que ver desde dónde el niño o el adolescente querrá expandir su posibilidad de aprender nuevas habilidades, ya sea idiomas, algo relacionado con la danza, o con el arte. Hay una infinidad de actividades extraescolares".

"Por ejemplo si se limita al idioma, se podrían explorar otros espacios donde el adolescente pueda tener más aperturas", amplió.


ESPECIAL ATENCIÓN

Los adolescentes y su búsqueda de identidad

La Lic. Sanguedolce advirtió respecto del momento por el que atraviesan los adolescentes, que se debe “tener presente que en esta etapa hay un proceso de identidad que se está formando muy fuerte”. “Entonces, también en esto es muy importante que las familias acompañen para ver qué quieren elegir aparte de la escuela, en qué más quieren incursionar, qué más les gustaría hacer”, consideró. Dijo además que otra alternativa son los deportes, natación, rugby, básquet, fútbol, porque también se debe recordar que “la cuestión social en la adolescencia es muy marcada, y todo esto también ayuda a reforzar esos lazos sociales”. “De una u otra forma, se trata de plantear estas posibilidades de entretenimiento, de diversión y de creatividad, porque el adolescente también se puede aburrir, entonces busquemos actividades que ayuden y que apelen a la creación, a la imaginación, al desenvolvimiento de otras áreas que quizás en la escuela no desarrollen tanto porque están acotadas desde otro lugar”, acentuó.


“Si les exigimos, ya comenzamos mal”

En cuanto al modo de plantear la necesidad de las actividades extraescolares y la elección de estas, la licenciada Sanguedolce fue categórica al afirmar que “si vamos por la exigencia, ya entramos mal”, y explicó que “estas tienen que tener un sendero aparte, donde el adolescente o niño pueda sentirse tranquilo, relajado, creativo y desplegar sus habilidades”. “Si el adolescente o niño es exigido, ahí sí que la actividad extraescolar no va a tener un efecto tan saludable, si se le elige que haga algo que no le guste, porque no está dentro de sus deseos, o sus inclinaciones, también lo va a sentir como una obligación, y es ahí donde empiezan a surgir ciertos malestares, ciertos desacuerdos, más entrando en la adolescencia”, sentenció finalmente la profesional.
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