ESPCIAL PARA EL LIBERAL

Mama Antula, una santa para nuestro tiempo: mujer de fe

Por el Padre Mario Ramón Tenti. Párroco de Santa María.

En la "positio" (informe sobre las virtudes y santidad de Mama Antula que derivaron en su beatificación) hablando de la fe en María Antonia dice: "Para la sierva de Dios, María Antonia de San José, la virtud de la fe no fue solo la adhesión perfecta a todas las verdades transmitidas por la Iglesia sino una realidad profundamente sentida y vivida con coherencia permanente". "Esta fe la ha llevado a vivir en grado heroico el misterio de la cruz y a enseñarlo a vivir a quienes encontraba en el camino de la vida" (Pag. 182).

La fe exige en primera instancia estar con Jesús, es decir, consagrarle la vida, de tal manera que Dios sea la fuente inspiradora de los pensamientos, afectos y acciones. El "Manuelito" ocupaba el centro de la vida de Mama Antula. Su anhelo, "quisiera andar hasta donde Dios no es conocido para hacerle conocer" (Carta de Mama Antula al padre Juárez en mayo de 1785) expresa claramente la profundidad de su fe y el compromiso apostólico que nace de ella.

Quisiera destacar tres aspectos que ponen de manifiesto la "fe heroica" de la beata: su capacidad de discernimiento, la confianza en la Providencia y el celo apostólico.

Discernimiento de la voluntad de Dios: discernir no es otra cosa que tomar buenas decisiones frente a determinadas situaciones de la vida. Esta era una habilidad de San Ignacio de Loyola que Mama Antula practicaba con sabiduría. Discernir la voluntad de Dios supone el dialogo con Él y la disponibilidad para cumplir su voluntad. Se trata en definitiva de una elección que nace de la relación de intimidad con el Señor. Todos los pasos que dio Mama Antula en su vida estuvieron animados y encaminados por la voluntad de Dios. Muchas veces escucha el consejo de sus superiores y consejeros, pero siempre la decisión que toma está en sintonía con la voluntad de Dios: "Porque los consejos y direcciones, aunque sean santos y buenos, no son suficientes medios para cumplir lo que Dios suele querer". (Carta 21 a don Ambrosio Funes, diciembre de 1784).

En la misa carta dirá: "¿Quién puede penetrar las cosas de mi Manuelito Jesús? Aunque sea en los montes más escabrosos, en los desiertos más rígidos, si a Él se le pone, ahí he de ir yo, y todo ha de sobrar…. Como estemos atentos, es muy letrado, y se da a entender cuándo y cómo debemos obrar; que siendo conforme a su Divina Ley, todo se ha de hacer sin desorden, ni confusión nuestra".

Confianza en la providencia: confiar en la providencia de Dios es una actitud propia de los santos. San Agustín nos dice: "reza como si todo dependiera de Dios, trabaja como si todo dependiera de ti". Dios siempre actúa en la historia de manera ordinaria, a través de la creación, de personas, de acontecimientos cotidianos. Por eso, confiar en su amor providente, significa creer con todo el corazón que Dios es bueno, que conduce la historia y quiere la felicidad y la salvación de sus hijos. En la carta que Mama Antula le escribe a Ambrosio Funes del 28 de noviembre de 1780, refiriéndose a su tarea apostólica dirá: "mis asuntos todos los dirige y facilita la Divina Providencia, pues Su Majestad es servido de que las conversiones a su servicio se verifiquen cada día, de que no ceso de darle repetidas gracias; pues, aunque de mi jornada no sacara otro fruto más que el que se ha verificado en algunas personas, hubiese quedado contenta; espero en los soberanos auxilios han de seguir adelante, según el fervor con que solicitan cada día su bien espiritual".

Igualmente en la carta de Mama Antula al Padre Juárez, del 7 de agosto de 1780, dice hablando sobre su misión: "Se me proponen varios impedimentos: el mundo está un poco alterado; los superiores no muy flexibles; los vecinos vacilando sobre mi misión; otros la reputan de fatua; en suma, cooperaron a ello rumores frívolos; empero, la providencia del Señor hará llanos los caminos, que a primera vista parecen insuperables. Todo lo puedo en el que me conforta". Su confianza en la providencia es extraordinaria, todo lo puede en el Señor.

Celo apostólico: El Papa Francisco en la Evangelii Gaudium N 9 dice: "El bien siempre tiende a comunicarse. Toda experiencia auténtica de verdad y de belleza busca por sí misma su expansión…Comunicándolo, el bien se arraiga y se desarrolla".

Mama Antula solía decir: "Oh mi Dios, y quien os viera ya amado de todas tus criaturas tanto cuanto mereces ser amado". Esa y no otra era su misión, que Dios sea amado porque estaba convencida que el amor de Dios era capaz de cambiar el corazón del ser humano y transformar la vida de la sociedad. Los Ejercicios Espirituales y demás acciones apostólicas que realizaba nacían y se nutrían de este principio que animaba toda su existencia. Por eso, no sabía de cansancio y enfermedad y a pesar de las muchas contradicciones propias de la vida humana y apostólica seguía siendo la intérprete y anunciadora de la Buena Notica de Dios en su tiempo. Ambrosio Funes en su carta al Padre Juárez con fecha del 7 de octubre de 1784 dice de la Beata: "hablaba a cada uno con la legua de Dios, allá en el secreto de los corazones, convidando públicamente a los santos ejercicios, según la necesidad que cada uno tenía, y como forzando a que uno se convirtiese a Jesucristo…" Estas y tantas otras virtudes componían su comportamiento de fe que le permitió llevar adelante semejante obra para gloria de Dios y por eso, su testimonio, sigue vigente, siendo un modelo de santidad para nuestro tiempo.






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