DR. DAVID JARMA

“La donación de órganos es personalísima y gratuita e incluye la solidaridad y el altruismo”

Frente a la polémica suscitada a nivel nacional, el profesional santiagueño reivindicó el carácter de libertad de la decisión, y remarcó las legislaciones que existen en nuestro país y en el mundo.

“La donación de órganos está basada en una decisión libre, solidaria, altruista y desinteresada, por lo que no puede existir ningún tipo de contraprestación económica a cambio”, declaró de modo contundente el doctor David Jarma, en torno de la discusión instalada en la comunidad argentina respecto de la propuesta de autorizar la venta de órganos.

El profesional, quien se desempeña como director del Centro de Ablación e Implante de Santiago del Estero (Caise) y referente regional del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai).

Jarma precisó que, “justamente”, la venta de órganos “está entre las prohibiciones expresas de la ley 27447”.

“El comercio de órganos se encuentra prohibido por la Ley de Trasplante no sólo en la Argentina sino en todos la países del mundo que desarrollan trasplantes, actividad compleja y sensible a la dignidad de las personas que está regulada a través de protocolos para asegurar la equidad, la accesibilidad, la transparencia y trazabilidad en el proceso de donación”, puntualizó.

Recordó que, además, “en la República Argentina contamos con un sistema de información pública, el Sintra, que registra en tiempo real todo el proceso de donación en el que participan todos sus protagonistas, pacientes en lista de espera, centros de trasplantes, laboratorios de histocompatibilidad, obras sociales, prepagas, centros de diálisis delegaciones provinciales del Incucai, garantizando la transparencia”.

El profesional se posicionó de ese modo, para condenar la propuesta del dirigente político Javier Milei quien se manifestó a favor de la venta de órganos. “La posibilidad inviable de la compraventa y de poner precio a un órgano o a una parte del cuerpo transforma al ser humano de sujeto en objeto (lo cosifica), vulnerando los derechos humanos y la dignidad de la persona consagrada en las declaraciones de los derechos humanos”, sentenció. Finalmente, el doctor David Jarma expresó que con esta acción, “se consagrarían las condiciones de inequidad e injusticia ya que el supuesto vendedor lo haría por necesidad y el comprador lo haría por sus posibilidades económicas”.



BENEVOLENCIA

La percepción del acto de los profesionales

“El acto de donación es un derecho personalísimo, esencialmente revocable, gratuito e incluye dos valores propios, la solidaridad y el altruismo”, expresó el doctor Jarma en torno de este delicado tema. Y amplió: “La concepción del acto de donación que tenemos y tienen todos los profesionales de la salud de los sistemas sanitarios del mundo, es que la donación de órganos es una acción de benevolencia humanitaria y de generosidad extrema, de respeto a la dignidad del paciente en el final de su vida, a sus familias que cursan el duelo y de acompañamiento y contención ante la angustia de los pacientes que están en lista de espera”. “Por estas razones se han manifestado organismos internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), Naciones Unidas, Organización Panamericana de la Salud”, dijo.




Se multiplican las voces de rechazo a la propuesta

El secretario de Calidad en Salud del Ministerio de Salud, Alejandro Collia, se sumó al rechazo por las declaraciones de Milei: “Cuánta poca humanidad y respeto por la dignidad humana tenés que tener para proponer un mercado de venta de órganos. Otra vez, los debates que plantea Javier Milei atrasan un siglo”. En tanto, el ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, compartió en Twitter una captura de pantalla de las declaraciones del dirigente libertario y le respondió diciendo que “el sistema de donación y trasplante de órganos actual garantiza equidad, universalidad y funciona con sustento científico”. “La comercialización es un delito y la gratuidad es condición esencial para que sea justo. El mercado no puede ser el garante del acceso”, escribió Kreplak.

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