“Por sus frutos los conoceréis”

Lectura del santo evangelio según san Mateo 7, 15-20.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos?

Así, todo árbol sano da frutos buenos; pero el árbol dañado da frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis”.



De cada uno de nosotros va a depender que se pierda tan extraordinaria semilla

Hay alumnos que se quejan de que algunos de sus profesores no se explican bien y que por lo tanto no les llega ni entienden la verdad que quieren transmitirles. No es el caso de Jesús. Tenía sus recursos pedagógicos para que su mensaje lo entendiesen todos a los que se dirigía.

Uno de esos recursos son las parábolas. Algunas de ellas de carácter agrícola, dada la sociedad en la que vivió Jesús. Es el caso de la parábola de sembrador, que unos versículos más adelante al pasaje de hoy se la explica a sus discípulos y a nosotros en todos sus puntos.

Allí debemos ir. La principal enseñanza de esta parábola es que en la vida de cualquier cristiano entran en juego dos elementos: en primer lugar, la semilla, la palabra de Dios, el mismo Jesús que, de una manera u otra, llega a sus oyentes, llega hasta nosotros. En segundo lugar, cada uno de nosotros. De cada uno de nosotros va a depender que se pierda tan extraordinaria semilla o dé fruto en distinta medida en la cosecha. No defraudemos a Jesús, y acojámosle en nuestro corazón para que dé los frutos que él desea en nuestra vida.

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