Frías despidió con dolor a “Pacho” Heredia, un muy querido personaje

FRÍAS, Choya (C). Cada ciudad guarda entre su tejido social sus queridos personajes que reflejan la mezcla de idiosincrasia y carencias, transgrediendo barreras y pintando el paisaje urbano con un color especial.

Así fue la vida de Roberto Luis Heredia, “Pacho”, a quien niños, jóvenes y adultos conocieron durante 81 años y esta semana se conmovieron por la noticia de su fallecimiento.

“Pacho” nació el 18 de mayo de 1941, su casa fue sobre calle Alvear 671 y allí vivió junto a su padre José Donato Heredia y su madre Marta Barrionuevo, completándose la familia con doce hermanos más.

De niño presentó un cuadro de meningitis, enfermedad poco conocida para la época, y el resultado fue irrecuperables lesiones cerebrales.

Sencillo, respetuoso y extremadamente trabajador, eran las características que lo definieron.

Su rutina: lavar frazadas y ropas pesadas. Acción que se lograba caminando las calles y compartiendo con la gente “su mundo de fantasía” con historias de aviones que invitaban a descubrir su ternura e inocencia.

Amor y ejemplo

El amor y la contención de su familia permitieron que “Pacho” creciera con todos los cuidados que un niño requiere, con el esfuerzo mancomunado de sus padres, tanto es así que fue un ejemplo de inclusión porque fue a la escuela un tiempo pero, más allá de que le encantaba hacerlo, tuvo que dejar porque el aprendizaje era una misión casi imposible.

A los catorce años perdió a sus padres y luego a sus hermanos que lo fueron cuidando. A esa vida llena de desarraigos se le sumó la partida de algunos de sus hermanos, quienes al ser obreros ferroviarios, como su padre, se fueron buscando nuevos destinos. Su corazón se llenó de dolor y nostalgia, tanto que lo llevaron a frecuentar la vieja estación del ferrocarril “esperando el retorno de sus hermanos”.

Ese sencillo hombre se ha convertido para siempre en un personaje que supo ganarse el cariño de toda la sociedad. Sin vicios, demostrando amor a los niños, simpático y bromista, pintando de colores de fantasía una ciudad que cada mañana despertaba con él y seguro lo va a extrañar.