EL EVANGELIO DEL DOMINGO – PBRO. MARIO RAMÓN TENTI

Jesús envía a los discípulos a anunciar el Reino

Lucas 10,1-9.

Después de haber enviado a los Doce, ahora, Jesús envía 72 discípulos con la misión de preparar el camino para su llegada. Las instrucciones para la misión tienen dos rasgos importantes: premura eficiente y previsible hostilidad.

La predicación del Reino no tolera estorbos de ninguna clase; la curación de los enfermos debe llevarse a cabo de manera rápida, como corresponde a labradores en época de recolección. Los discípulos deben darse cuenta de que su tarea no va en la línea de los convencionalismos sociales ni busca la comodidad; el objeto de su palabra y de su acción llegará a apartarlos de la gente.

Más aún, estarán expuestos a toda clase de ataques y enfrentamientos: “los envío como corderos en medio de lobos”. No habrá tiempo para saludos, ni para comidas exquisitas ni alojamientos confortables. Su proclamación tiene que ser: “el Reino de Dios está cerca de ustedes”. La misión de proclamar la llegada del Reino de Dios debe ir acompañada de la oración para pedir al Padre que envíe más “obreros” para la mies, discípulos y misioneros del Reino.



Conclusión

Así como el Padre envío a Jesús, de la misma manera él envía a los discípulos a anunciar el Reino de Dios. Este anuncio es el centro de la vida de los discípulos, su razón de ser, su alegría, por eso no debe existir nada que pueda interponerse en esta misión: ni las expectativas personales, ni las necesidades humanas cotidianas.

El anuncio supone el enfrentamiento con los poderes del mal, que se manifiesta en el obrar de aquellos que no quieren que el Reino de Jesús se plenifique en la historia. Pero los discípulos deben saber, que Jesús ha derrotado a Satanás (símbolo del mal), y de la misma manera, los discípulos lo harán si llevan adelante la misión en el nombre de Jesús. La misión será siempre exitosa, el mal nunca podrá vencer. El Papa Francisco nos dice que la Iglesia “es misión” o no es.

En varias oportunidades nos dice que sueña con una “Iglesia en salida”, esto no sólo supone su acción evangelizadora, es decir, llevar a Jesús a todos las personas y pueblos, sino también una salida de sí misma, es decir, una Iglesia que esté al servicio del mundo, que venza la tentación de la autoreferencialidad institucional para ser levadura en la masa. Parresía (Audacia), inmediatez y descentralización son características de esta Iglesia en salida que el mundo reclama hoy.

Se trata de “volver a Jesús”, hacer experiencia de comunión con él y su proyecto del Reino y discernir con la fuerza del Espíritu la voluntad de Dios para el presente. Seguramente, esto exigirá una “conversión”, no sólo del corazón, sino institucional. Dios nos de la gracia de aceptar este desafío siendo dóciles a la voz del Espíritu.

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