Bº SIGLO XXI

Cayó el cuarto policía vinculado a la fiesta que antecedió al crimen de Jesús “Chuna” Barraza

Trataríase de un sargento que obró de DJ en casa del policía Arévalo. Después, llegó un escándalo, pedradas y disparo mortal al joven.

El sargento Hugo Ariel Coiman se entregó ayer en el Cuerpo de Bomberos de la policía, Lavalle y avenida Colón, sumando con ello cuatro los detenidos por el asesinato de Roque Jesús “Chuna” Barraza, de 19 años, en el Bº Siglo XXI.

El joven fue asesinado de un disparo en la cabeza la madrugada del 31 de julio casi en la intersección de calles Leonidas Espeche y Nicolino Locche, frente a una plaza.

Por “homicidio agravado” (reprimido con prisión perpetua) permanecen detenidos, los hermanos Enrique David y Diego Sebastián Arévalo, policía y cadete, respectivamente.

La hipótesis de la fiscal Celia Mussi indica que hubo dos enfrentamientos entre varios adolescentes con el policía Enrique David, quien inducido por su hermano, tomó su pistola y acabó todo con sangre y muerte.

Sin embargo, Mussi profundizará la causa y el sábado apresó al policía Gabriel Fernando Herrera y ayer fue el turno del sargento Hugo Ariel Coiman (45) imputados ambos por supuesto “incumplimiento de los deberes de funcionario público”.

Las normas vigentes prevén penas de un mes a dos años de prisión.

También, el doble de inhabilitación, en el peor de los escenarios.


Ausente, con su novia

Asistido por los abogados Aída Farrán Serlé y Gilberto Perduca, Coiman ingresó al edificio policial.

“Los gendarmes me buscaron el sábado, pero estaba en la casa de mi novia.

Por EL LIBERAL supe que me buscaban”, le manifestó el policía a los efectivos.

En esta causa, un policía habría declarado que el 30 de julio participaron de un asado ocho personas: una mujer civil y una cadete de la fuerza; cinco policías y el cadete Arévalo.

El anfitrión fue Enrique David Arévalo. El sargento Coiman habría arr i bado con bebidas y con la música.

Después de las 5.30, un grupo de jóvenes desde la calle habría insultado a Arévalo, pero en ese primer momento ninguno de los que estaban en la juntada, salieron a responder.

Sin embargo, a la media hora, Enrique David caminó hasta la plaza y los invitó a pelear mano a mano. Los jóvenes lo corrieron hasta la casa con piedras y ladrillos.

En ese instante, Coiman habría ascendido a su moto y se habría retirado, tomando por la dirección opuesta al centro del incidente que minutos después se tiñó con la sangre de “Chuna” Barraza.

Tras el asesinato, arribó la fiscal y una comisión policial que apresó a Enrique David, mientras los otros policías eran demorados, a sabiendas de que lo vieron todo, de principio a fin.



Indagatorias y el desfile de testigos valiosos no cesa

La fiscal Celia Mussi se apresta a indagar hoy o mañana a los policías Herrera y a Coiman y después sus defensas apurarán el trámite, para intentar una temprana excarcelación.

El entorno de los dos funcionarios quiere imponer que el único pecado por ellos cometido fue haber participado de una noche de asado, música y alcohol, pero descarta que tuviesen relación alguna con la decisión de Enrique David Arévalo, al recurrir a su pistola 9 mm para contrarrestar el ataque externo de varios adolescentes.


Defensa de los Arévalo

Por otra parte, el abogado de los hermanos Arévalo, Luis Palavecino, ofrecería nuevos testigos, intentando hacer caer la hipótesis de la “inducción” a tomar el arma y bregando por la excarcelación del cadete Diego Sebastián Arévalo. A sabiendas de la gravedad del delito enrostrado, el abogado maneja otra hipótesis: para Palavecino, “Enrique David Arévalo solo se defendió y protegió su propiedad de una agresión externa, con pedradas y hasta tumberas”.

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