Cada vez hay más investigaciones que muestran el daño de los microplásticos

Desde los mares hasta la sal que se sirve en la mesa, investigaciones de todo el mundo han demostrado que los microplásticos están presentes en todos los entornos naturales y, aunque no se perciban porque tienen menos de cinco milímetros, es considerada una de las problemáticas más urgentes por sus efectos tanto en el ambiente como en la salud humana.

Cada día aparecen más y más evidencias de su ubicuidad, están en todas partes y ya no son los viejos y grandes desechos plásticos como bolsas o envases, perfectamente visibles, sino esas pequeñas partículas, algunas microscópicas, en las que se vienen degradando silenciosa pero permanentemente desde que el primer plástico fue lanzado al mundo en 1924.

La contaminación plástica se halla hoy inclusive en zonas sin actividad humana alguna, como el fondo del mar o los polos, señala la investigación “Contaminación plástica en el Ártico” publicada en Nature Reviews Earth & Environment. Los autores advierten que aún si las emisiones de plástico se detuvieran hoy “la fragmentación del plástico heredado conducirá a una carga cada vez mayor de microplásticos en los ecosistemas del Ártico, que ya están bajo la presión del calentamiento antropogénico”.

Silenciosamente la contaminación plástica llega a todas partes proveniente de fuentes locales como la pesca, basurales, aguas de desecho, actividad industrial en alta mar, y las regiones aparentemente aisladas no son la excepción, ya que en el Ártico, la contaminación plástica se acumula afectando los frágiles ecosistemas locales, el hielo y la nieve.

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