TURISMO

Estas son las ocho islas de Italia que hay que visitar antes de morir

Ubicadas en distintas regiones del país europeo, los archipiélagos que se encuentran moldeados por años de actividad volcánica se caracterizan, entre otras cuestiones, por sus playas paradisíacas y su histórica arquitectura.

Ya sea por su rica historia, sus imponentes paisajes o su cultura gastronómica, Italia es uno de los destinos del mundo que más eligen los turistas para visitar.

Incluso, la posibilidad que ofrece a los argentinos de tramitar la ciudadanía, a partir del vínculo migratorio que lo unió al país desde la primera mitad del siglo XX, ha conducido a que millones de viajeros lo tengan entre sus prioridades a la hora de viajar a Europa

Sin dudas que entre los puntos turísticos más reconocidos se encuentran Roma, el Vaticano, la Fontana Di Trevi, el Coliseo y hasta Venecia. No obstante, existen otras regiones que son una parada obligatoria para quienes se encuentren en busca del paraíso. 

Las ocho islas italianas que hay que visitar antes de morir

Gran parte de los archipiélagos en Italia, moldeados por años de continua actividad volcánica, cuentan con playas paradisíacas, de agua cristalina y arena negra, en algunos casos. 

1. Cerdeña

A pesar de que su corazón es montañoso, la isla de Cerdeña se caracteriza por su mar color esmeralda y sus playas blancas. Tierra de contrastes, naturaleza soberbia y tradiciones milenarias, su principal ciudad es Cagliari.

La capital de la isla mantiene las huellas de las civilizaciones pasadas: los romanos en el hermoso Anfiteatro, los bizantinos en la Basílica de San Saturnino, las de los fenicios en el Catedral del siglo XIII y las del Piamonte en los Bastiones de Saint Remy erigido a finales del siglo XIX.

La playa de Poetto se caracteriza por el agua cristalina y sus palmeras caribeñas. En la misma línea, Cala Goloritzé, en el Golfo de Orosei, está considerada uno de los lugares más bellos del mundo.

La cocina tradicional sarda es el fuerte del ámbito culinario.

2. Sicilia


De la misma manera que en Cerdeña, las montañas son una de las postales que más trascienden en esta isla, considerada la más grande del Mediterráneo.

Embellecida por los vestigios griegos y árabes-normandos, así como también por el barroco, cuenta un clima suave en todas las estaciones que la vuelve un país inolvidable.

Su ciudad principal es Palermo, que cuenta con numerosos palacios, iglesias y monumentos convertidos en Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Algunos de los que integran la lista son la Catedral de Palermo, el Palacio de los Normandos con la Capilla Palatina y la Iglesia de San Giovanni degli Eremiti.

Su plato estrella es la caponata, una comida elaborada con berenjenas, apio y cebolla, aromatizado con alcaparras, vinagre, aceitunas y pasas sultanas.

3. Capri


Una de las perlas del mundo, se encuentra ubicada en el Golfo de Nápoles, frente a la península de Sorrento. Su belleza ha enamorado a los más grandes escritores, artistas y figuras del espectáculo.

Cuenta con una naturaleza ideal, posibilitado por su clima y una variedad de especies botánicas bastante poco habituales. La belleza de sus paisajes lo completan el mar, con cuevas y grandes rocas que emergen del agua.

El punto neurálgico de la isla es la famosa Piazzetta, una encantadora plazoleta presidida por la torre del reloj con terrazas de café y un balcón con vistas al mar.

4. Procida


Integra una de las tres islas que dominan el Golfo de Nápoles. Las casas con sus llamativos colores, que en tiempos de antaño le pertenecían a los pescadores, son una de las imágenes que más circulan.

Procida alberga pueblos, abadías y palacios, entre los que se destacan Marina della Corricella, el pueblo pesquero más antiguo de la isla, o el Palazzo d'Avalos, una imponente estructura del siglo XVI que domina el pueblo de Terra Murata.

Considerada la reina del turismo lento, se puede visitar fácilmente a pie, o utilizar los autobuses y taxisSu recorrido se puede llevar a cabo fácilmente en un día.

5. Isla de Elba


Ubicada en la región Toscana, es la tercera isla más grande del país, junto a Cerdeña y Sicilia. Forma parte del Parque Nacional del Archipiélago Toscano y es uno de los destinos más elegidos por los italianos durante las vacaciones de verano.

Entre sus playas más conocidas se destacan Capo Bianco y Fetovaia, y cuenta con excursiones como la del Monte Capanne, el punto más alto de todo el archipiélago.

Además, cuenta con una arquitectura salpicada de castillos y asentamientos antiguos. Fortaleza de los Medici y Museo Nacional Villa dei Mulini, son algunos de ellos.

6. Isquia


Isquia recibe anualmente la visita de casi 6 millones de turistas. Considerada la mayor de las islas Flégreas, y situada en el extremo norte del Golfo de Nápoles, es famosa desde la época griega y romana por las propiedades terapéuticas de sus aguas termales.

Una de sus playas de ensueño, postal para todos los instagrammers, es la de  bahía de San Montano, estrella por su arena fina y dorada y mar verde y cristalino.

El castillo aragonés, construido en el año 474 a. C. por los griegos y conectado a la isla por el llamativo y antiguo puente, es una visita obligatoria.

De la misma manera que en Capri, las casas coloridas del barrio de Sant'Angelo se llevan toda la atención.

7. Ponza

Es otra de las perlas del Mediterráneo conocidas desde la época fenicia. Característico por su litoral arenoso, calas, acantilados, mar cristalino e importantes yacimientos arqueológicos.

Se encuentra ubicado frente al golfo de Gaeta, dominando el archipiélago de las islas Pontinas. Aquellas personas que busquen descansar en playas paradisíacas, podrán optar por las más bellas: cala Feola, cala dell'acqua, Chiaia di Luna y Capo Bianco, entre otras.

Quienes opten por el senderismo, deben visitar el monte Guardia, punta Fieno y Frontone.

8. Lipari y las Islas Eolias


Con 37 kilómetros cuadrados, Lípari es la mayor de las Islas Eolias. Desde el año 2000, el archipiélago siciliano es considerado Patrimonio de la Humanidad para la UNESCO. 

Las siete islas surgieron por la actividad volcánica de hace cientos de miles de años. Las sucesivas erupciones a lo largo de los milenios han producido fenómenos como la formación de la piedra pómez y la obsidiana.

Una visita obligada es el Chiostro de normanni, parte del primer monasterio benedictino construido en Sicilia.

Para los fanáticos de las reliquias, una visita obligada es el interior del Castillo en la Catedral, dedicada a San Bartolomé, el patrón de todo el archipiélago.

El primer producto típico del lugar es la Malvasía, un vino D. O. C. definido por Guy de Maupassant como "vino del volcán" y que se presenta en tres variantes: vino blanco, fortificado y passito, elaborado con uvas secadas al sol de forma natural en "canizzi" y también llamado "dulce natural".


Por otro lado, las alcaparras sicilianas constituyen otro manjar típico que se ha conseguido el reconocimiento de Slow Food.






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