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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Marcos 16,9-15.

01/04/2016 21:45 El Evangelio
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Evangelio según San Marcos 16,9-15. Evangelio según San Marcos 16,9-15.

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Jesús, que había resucitado

a la mañana del primer día de

la semana, se apareció primero

a María Magdalena, aquella de

quien había echado siete demonios.

Ella fue a contarlo a los que

siempre lo habían acompañado,

que estaban afligidos y lloraban.

Cuando la oyeron decir que Jesús

estaba vivo, no le creyeron.

Después, se mostró con

otro aspecto a dos de ellos,

que iban caminando hacia

un poblado. Y ellos fueron a

anunciarlo a los demás, pero

tampoco les creyeron. En

seguida, se apareció a los

Once, mientras estaban comiendo,

y les reprochó su

incredulidad y su obstinación

porque no habían creído

a quienes lo habían visto

resucitado. Entonces les dijo:

“Vayan por todo el mundo,

anuncien la Buena Noticia a

toda la creación”.

Comentario

Que no nos veamos apresados

por el espectáculo de

las cosas de este mundo; que

los bienes de la tierra no aparten

del cielo nuestras miradas.

Sepamos sobrepasar lo que ya

no es nada; que nuestro espíritu,

ligado a lo que debe permanecer,

fije su deseo en las

promesas de eternidad. Aunque

actualmente no estemos

“salvados más que en esperanza”,

aunque nuestra carne esté

todavía sujeta a la corrupción

de la muerte, bien podemos

afirmar que vivimos fuera

de la carne si escapamos a la

influencia de sus pasiones. No,

no merecemos llevar más tiempo

el nombre de esta carne de

la cual hemos hecho callar sus

apetitos...

Que el pueblo de Dios,

pues, tome conciencia de

que es “una nueva criatura

en Cristo”. Que comprenda

bien que ha sido escogido,

y que es él mismo quien

lo ha escogido. Que el nuevo

ser no vuelva a la inconstancia

de su antiguo estado. Que

“el que ha puesto la mano en

el arado” no cese de trabajar,

que vele sobre el grano que

él mismo ha sembrado, que

no regrese a lo que ha abandonado.

Que nadie caiga de

nuevo en la degradación de la

cual se ha levantado.

Y si, puesto que la carne

es débil, alguno yace todavía

en alguna de sus enfermedades,

que tome la firme resolución

de curar y levantarse

de ella. Este es el camino de la

salvación; esta es la manera de

imitar la resurrección comenzada

en Cristo... Que nuestros

pasos abandonen la arena movediza

para caminar sobre tierra

firme, porque está escrito:

“El Señor asegura los pasos del

hombre, se complace en sus

camino; si tropieza, no caerá,

porque el Señor lo tiene de la

mano”.

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