San José San José
y los católicos hemos olvidado quizás, que él ha
participado y colaborado a la misión que Dios
ha confiado a María y también a José.
El Evangelio de este domingo habla de eso.
Decía en Mateo 1 -20 21: “José, hijo de David,
no temas recibir a María, tu desposada, porque
lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo
es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre
Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus
pecados”.
Es una misión que Dios le confía a José. Entonces,
podemos ver cómo reaccionará José y
no rechazará, sino que cumplirá la voluntad de
Dios.
José es una figura que no debemos olvidar.
Ha hecho todo para recibir a María en su casa y
Dios confía a José el misterio, el que el pueblo
esperaba, el misterio de la salvación, el que sacaría
todo de ese pueblo de las tinieblas.
Así, Dios le dará la posibilidad de trabajar
por la salvación del mundo.
Nosotros hoy, cuántas veces hemos dejado
todo y pensado que hay más santo poderoso
que José. En la Iglesia incluso, en la liturgia lo
ha olvidado. Y ahora la Iglesia ha puesto la posibilidad
de que José sea esposo de María.
“José se convierte en el hombre de la elección
divina, el hombre de una particular confianza.
Se define su puesto en la historia de
la salvación. José entra en este puesto con la
sencillez y humildad con las que se manifiesta
la profundidad espiritual del hombre y él lo llena
completamente con su vida”.
“Al despertar José de su sueño –leemos en
Mateo–, hizo como el ángel del Señor le había
mandado” (Mt 1, 24). En estas pocas palabras
está todo. Toda la decisión de la vida de José
y la plena característica de su santidad. Hizo.
José, al que conocemos por el Evangelio, es
hombre de acción. José es hombre de trabajo.
El Evangelio no ha conservado ninguna palabra
suya; en cambio ha descrito sus acciones: acciones
sencillas, cotidianas, que tienen a la vez
el significado límpido para la realización de la
promesa divina en la historia del hombre; obras
llenas de la profundidad espiritual y de la sencillez
madura”.
Entonces, no podemos celebrar la Navidad
y olvidar a esa persona porque es alguien que
ha hecho todo para que la Virgen María pueda
dar luz a ese Salvador.
Nosotros los católicos debemos saber que
él es el patrono de nuestra iglesia. Aunque no
había esa manera de pensar a nivel humano,
que no han hecho casamiento, pero han dado
a saber que es el padre del hijo que viene, que
ha cuidado para que el Niño Jesús pueda nacer
en la familia.
Hoy, esa figura podemos imitarla de una
manera sencilla y humilde, para llegar a vivir la
fe y la confianza en nuestro Dios. Dios nos ha
confiado muchas cosas. No debemos olvidar
que nosotros también debemos participar de la
salvación a través de nuestras acciones.
En algunos días vamos a celebrar nuestra
fiesta y no debemos olvidar todo lo que ha pasado,
la historia. Hay personas que han trabajado
con José para que demos testimonio que
José es también una figura de nuestra Iglesia, y
no podemos olvidar su participación.
Todo lo que podemos hacer por nosotros,
reflexionar y mirar, es vivir estas fiestas actuando
de una manera limpia para lograr un encuentro
verdadero con el Hijo que viene.
Tenemos una misión muy importante que es
hacer conocer al Hijo de Dios y aceptarlo para
que nuestra vida y nuestro mundo puedan cambiar.
Q
ue San José junto a su esposa nos ayuden
a entrar en el misterio de la encarnación y de
la Salvación. Con sus intercesiones podremos
llegar a ser dignos de ese Dios que todos conocemos.
Que nuestra Madre nos ayude a vivir de una
manera sencilla y con confianza, y aceptar a
su Hijo, hoy y mañana, y por los siglos de los
siglos.
Amén. l