Evangelio según San Mateo 11,16-19. Evangelio según San Mateo 11,16-19.
comparar a esta generación?
Se parece a esos
muchachos que, sentados
en la plaza, gritan a los
otros:
“¡Les tocamos la flauta,
y ustedes no bailaron! ¡Entonamos
cantos fúnebres,
y no lloraron!”.
Porque llegó Juan, que
no come ni bebe, y ustedes
dicen: “¡Ha perdido la
cabeza!”.
Llegó el Hijo del hombre,
que come y bebe, y dicen:
“Es un glotón y un borracho,
amigo de publicanos
y pecadores”. Pero la
Sabiduría ha quedado justificada
por sus obras”.
Comentario
¿No es extraño, amigos
míos, que Dios nos exhorte
siempre a la salvación,
y nosotros estemos siempre
escurriéndonos ante
esta ayuda y así la aplacemos?
¿Acaso Juan no
nos está invitando a la salvación
siendo todo él una
voz que nos exhorta? Preguntémosle
pues: “¿Quién
eres tú entre los hombres,
de dónde vienes? “No nos
dirá que es Elías y negará
ser el Cristo, pero confesará
que es una voz que
grita en el desierto (Jn
1,20s).
¿Quién es, pues, Juan?
Para tomar una imagen,
que se me permita decir:
una voz del Verbo, la Palabra
de Dios, que nos exhorta
gritando en el desierto...:
“Allanad los caminos
del Señor” (Mc 1,3).
Juan es un precursor
y su voz es el precursor
del Verbo de Dios, voz que
alienta y predispone a la
salvación, voz que nos exhorta
a buscar la herencia
del cielo.
Gracias a ella “la abandonada
tendrá más hijos
que la casada” (Is 54,1).
Este embarazo me lo ha
anunciado la voz del ángel;
esta voz era un precursor
del Señor que trae la buena
noticia a la mujer que no
había dado a luz (Lc 1,19),
tal como lo hace Juan en la
soledad del desierto.
Es, pues, por esta voz
del Verbo que la mujer estéril
da a luz con gozo y
que el desierto da frutos.
Estas dos voces, la del
ángel y la de Juan, precursoras
del Señor, me
hablan de la salvación escondida
en ellas, de manera
que, después de la
manifestación de este
Verbo, recogemos el fruto
de la fecundidad, la vida
eterna.