Disgregación familiar y falta de límites potencian las conductas antisociales Disgregación familiar y falta de límites potencian las conductas antisociales
“Esto tiene que ver con la relajación de los límites y la disgregación familiar, que creo que se ha ido ampliando a otras áreas del desarrollo de la personalidad, como es el plano sexual”, apuntó el entrevistado.
A continuación, desarrolló su punto de vista así: “No sólo hay conductas de tipo violento en la escuela, sino que hay una iniciación de la actividad sexual de manera precoz, hoy es a los 13 ó 14 años, cuando antes era cuatro o cinco años más tarde. Los adolescentes reciben un aluvión de información y los padres no tienen la capacidad de contención en cuanto a las dudas que los chicos puedan plantearle. Por eso hay, mucha estimulación psicosexual y no están preparados para los desafíos que ello implica, de hacerse cargo de esa sexualidad de manera responsable”.
Pero el problema no se limita al entorno directo del joven que comete un delito, interpretó Ortiz, quien afirmó que “no sólo falla la célula fundamental, como la familia, sino las instituciones intermedias, como la escuela porque hay cierta flexibilidad de las reglas. Los chicos se ven hoy menos condicionados a responder ciertas exigencias. Detrás de la conducta reprochable de un menor hay un mayor responsable, porque el chico no llegó a esa situación porque sí. Hay que preguntarse qué han hecho los adultos para que se llegase a esa situación”.
