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EL LIBERAL . Santiago

Los golpes de Estado: 53 años de inestabilidad (6ª parte)

23/04/2022 22:48 Santiago
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Los golpes de Estado: 53 años de inestabilidad (6ª parte) Los golpes de Estado: 53 años de inestabilidad (6ª parte)

El fin del Proceso de Reorganización Nacional,

pomposo título que se atribuyó a sí

mismo el gobierno cívico – militar comenzado

en 1976, tuvo como marco el deterioro

de todos los aspectos de la vida nacional.

A la crisis económica y social se sumaba la

tragedia de la violación de los derechos humanos,

que se comenzó a hacer evidente para

toda la población desde fines de 1979.

La

guerra de las Malvinas iba a ser el episodio

que marcó el final de los cuatro capítulos

(Videla, Viola, Galtieri y Bignone) que dramáticamente

significaron cerrar el libro de

los golpes militares en la historia moderna

de la Argentina.

Se destaca que este golpe de

estado fue el que más presidentes tuvo.

Se abordarán hoy las dos últimas presidencias,

protagonistas de un período vertiginoso

y penoso de la vida nacional que se

fue para nunca más volver.

El gobierno de Galtieri

Viola experimentó una rápida pérdida

del poder, ya que no logró ninguno de

los objetivos que se propuso. Su intención

aperturista chocó contra la dureza de los

sectores militares que no estaban dispuestos

a ninguna negociación política y provocaron

un verdadero “sainete” cuando en diciembre

de 1981 se dispuso su destitución

por “cuestiones médicas”, artilugio usado

para amortiguar el impacto de la crisis militar.

El comandante del Ejército, general

Leopoldo Galtieri asumió la presidencia el

22 de diciembre, acompañado por los jefes

de la Marina, almirante Jorge Anaya, y de la

Fuerza Aérea, brigadier Basilio LamiDozo,

un santiagueño descendiente de sirios y libaneses

inmigrantes.

Sobre diez ministros,

Galtieri eligió siete civiles y sólo tres militares,

con la curiosidad que la cartera de Defensa

fue puesta en manos de un abogado,

Amadeo Frúgoli.

Los propósitos políticos de Galtieri quedaron

claros unos meses antes, durante la

celebración del centenario del pueblo pampeano

de Victorica, cuando anunció pomposamente

que “las urnas están bien guardadas”.

L

a economía fue puesta en manos

de Roberto Alemann, con la intención de

llevar adelante un plan ortodoxo. Sin

embargo, lo que iba a desencadenar

una crisis sin precedentes

en la historia nacional fue

el plan de toma de las islas

Malvinas, discutiéndose

hasta hoy si fue la condición

previa que la conducción

de la Armada le

puso a Galtieri para apoyarlo

en su aventura presidencial.

Valen destacarse algunos

aspectos verdaderamente

increíbles: la realización del operativo

militar de desembarco en las islas

no se discutió en el gabinete nacional, lo

que provocó graves problemas económicos,

como la no disposición de las reservas

internacionales que fueron interdictas como

consecuencia de las sanciones impuestas

luego del 2 de abril de 1982; la imprevisión

diplomática que significó actuar una

vez producidos los hechos; y como anécdota,

uno de los ministros, el de Educación

Cayetano Licciardo se enteró que algo estaba

en marcha, durante una visita a Santiago

del Estero cuando un periodista le preguntó

por las versiones que hablaban de una posible

operación militar en Malvinas.

El 2 de abril de 1982 se llevó a cabo la recuperación

del control territorial de las islas

Malvinas con el operativo Rosario, previsto

inicialmente como desembarco, izamiento

de la bandera argentina, establecimiento de

un destacamento policial y retiro de las tropas

militares.

Las concentraciones multitudinarias

en la Plaza de Mayo, celebratorias

de la reconquista, la primera el 3 de abril y

la segunda una semana después, el 10, iban

a provocar un cambio estratégico.

La frase

de Galtieri pronunciada desde la Casa de

Gobierno: “Si quieren venir que vengan, les

presentaremos batalla” mostró una dramática

alteración del plan inicial y la guerra se

hizo posible.

A esto muchos lo llaman “Efecto

Balcón de la Rosada”.

El desarrollo de la guerra en el Atlántico

Sur merece una dedicación exclusiva que

encararemos pronto, pero el resultado

fue la rendición de las guarniciones

argentinas el 14 de junio

de 1982 y el restablecimiento

del dominio colonial

británico en las islas Malvinas.

Nunca debe olvidarse

que los 649 héroes

de Malvinas y los miles

de veteranos de guerra

pelearon por la Patria y

no debe mezclarse su valentía

y sacrificio con la conducción

política de la guerra,

que debe ser analizada en profundidad

para no repetir los errores

brutales que se cometieron.

Los héroes de

Malvinas fueron 647 militares y 2 civiles, los

venerados hermanos Heriberto y Leopoldo

ávila, los santiagueños cantineros del crucero

“General Belgrano”.

La crisis terminal.Bignone

La derrota militar provocó una revulsión

social que alcanzó su clímax en la alocada

convocatoria realizada por orden de

Galtieri a la Plaza de Mayo el 14 de junio al

atardecer, en que la desazón provocada por

la rendición argentina en Puerto Argentino

expresada por miles frente a la Casa Rosada

fue violentamente reprimida por fuerzas

policiales y militares.

La crisis en la cumbre

del poder provocó la disolución de la Junta

Militar, al retirarse la Armada y la Fuerza

Aérea el 22 de junio, quedando el poder

político en manos exclusivas del Ejército, ya

comandado por el general Cristino Nicolaides

No deja de ser paradójico que la Junta

Militar, que iba a reconstituirse enagosto de

1982 hubiera elegido como sede el Palacio

del Congreso Nacional.

En soledad, Nicolaides y el generalato

eligieron a Reynaldo Bignone como presidente

para tratar de llevar adelante un retiro

lo más ordenado posible del poder por parte

de los militares. Como dato, queda la intención

de mostrar algo de empatía por parte

de Bignone, que no usó traje militar durante

su presidencia, que asumió el 1° de julio

de 1982.

Tuvo grandes dificultades para

formar gabinete pero la política económica,

que sólo buscó un alivio temporal a la situación

de las exhaustas cuentas nacionales,

distendió en algo el ambiente social, aunque

disparó la inflación.

Vale una anécdota para mostrar el clima

en que se desenvolvían los asuntos de gobierno.

Al llegar a una reunión de gabinete,

Bignone comentó que desde su automóvil

rumbo a la Casa Rosada vio las paredes

porteñas que mostraban“Luche y se van”.

En tono jocoso, el “último de facto”, como

se auto - tituló Bignone, le pidió a sus ministros:

“Avísenle a los muchachos que con sólo

soplar nos vamos…”. Sólo el deterioro que

había sufrido la convivencia política explica

que Bignonehaya gobernado un año y medio

desde la derrota en Malvinas.

Sin embargo, el poder residual de la dictadura

le permitió tomar decisiones potentes,

como fijar un estatuto de los partidos

políticos y el calendario electoral, la sanción

de una autoamnistía para los crímenes cometidos

por los militares en la represión estatal

de la acción guerrillera.

El diálogo, muchas

veces ríspido, con los distintos partidos

políticos, sobre todo los reunidos en la Multipartidaria,

hizo posible que el proceso electoral

res petara a rajatabla el espíritu y la letra

de la Constitución Nacional, algo que no

había ocurrido en las restauraciones institucionales

de 1958, 1962 y 1976.

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