Dios conoce vuestros corazones Dios conoce vuestros corazones
En aquel tiempo, decía
Jesús a sus discípulos:
“Ganaos amigos con el
dinero de iniquidad, para
que, cuando os falte, os reciban
en las moradas eternas.
El que es fiel en lo poco,
también en lo mucho es fiel;
el que es injusto en lo poco,
también en lo mucho es injusto.
Pues, si no fuisteis fieles
en la riqueza injusta, ¿quién
os confiará la verdadera? Si
no fuisteis fieles en lo ajeno,
¿lo vuestro, quién os lo dará?
Ningún siervo puede
servir a dos señores, porque,
o bien aborrecerá a uno
y amará al otro, o bien se
dedicará al primero y no hará
caso del segundo. No podéis
servir a Dios y al dinero”.
Los fariseos, que eran
amigos del dinero, estaban
escuchando todo esto y se
burlaban de él.
Y les dijo:
“Vosotros os las dais de
justos delante de los hombres,
pero Dios conoce
vuestros corazones, pues lo
que es sublime entre los
hombres es abominable ante
Dios”.
¿Perteneces a los hijos de la luz?
El pasaje del Evangelio
guarda cierta conexión con
la primera lectura, la mirada
la tenemos que tener siempre
puesta en Dios. Lucas sigue
relatando lo que ayer nos
mostraba su parábola del administrador
infiel, con el fin,
de que al desviar nuestra mirada
del Tesoro de nuestra vida:
Cristo, nuestras acciones
se desvíen del amor a Dios y
al prójimo. El discípulo, el seguidor,
el administrador de
Jesucristo tiene que ser fiel.
Tarea nada fácil en una sociedad
en la que marca caminos
muy dispares ante los
caminos del Reino. El lenguaje
que nos está presentando
Lucas nos muestra una serie
de contrarios que de alguna
manera vemos como si quisiera
remarcar la necesidad
de presentar dos planos distintos,
que te llevan a realidades
distintas: la realidad celeste
o a la realidad mundana.
Según sea la pureza del obrar
de tú corazón trabajarás, te
comprometerás, te entregarás
a una u otra. Servirás a
un señor u otro señor: al Dios
vivo y verdadero. Al que es
el Camino, la Verdad y la Vida
o al dios dinero, Mammón,
que viene a significar cuando
tu corazón se inclina hacia
la avaricia y la riqueza. En
tu actuar se va a ver si eres
un administrador fiel o infiel.
Si perteneces a los hijos de la
luz o de las tinieblas.
La llamada de atención
de Jesús es bastante clara:
“Vended vuestros bienes
y dad limosna; haceos
bolsas que no se estropeen,
y un tesoro inagotable en el
cielo, adonde no se acercan
los ladrones ni roe la polilla.
Porque donde está vuestro
tesoro, allí estará también
vuestro corazón” (Lc
12,33-34). Estad en vela.
Estad despiertos y disponibles
para poder encarnar el
mandamiento nuevo de Jesús:
“Como yo os he amado”
(Jn 15,12), para no perder el
norte de lo que tiene que ser
nuestra vida de amigos no
siervos.