Poemas de pilar carranza Poemas de pilar carranza
HOT ROLL PHILADELPHIA
Ayer apareció una luz.
Un cartel oxidado
que decía que ahí estabas.
Otra vez.
Moviéndote en el reflejo,
hablando dormido.
Me sentía dueña del tiempo.
Era mío el tiempo realmente, piel de
durazno.
Parece que nos tragamos la ciudad.
Míranos.
Necesitamos otra cerveza,
otra canción.
No es algo que haya meditado.
Tengo una amiga que tira cada frase,
algún día se van a convertir todas en
clásicos de lo buenas que son.
¿Crees que las medité?
Hay un trompo gigante dando vueltas
en mi cabeza.
Un relámpago que aparece siempre a las
doce de la noche.
Menú irresistible: hot roll philadelphia.
-El envase es no retornable
¿qué hacemos?-
Quizá me hubiera convenido
no aparecer
apagarme,
cortar
como quien dice
por lo sano.
Duerme el dragón enredado en mi pelo.
Estas borracho vos también.
Ayer apareció una luz.
Un cartel oxidado.
¿Crees que algún día nos convirtamos
en Superclásico?
Necesitamos otra cerveza,
míranos.
Parece que nos tragamos la ciudad,
otra vez.
LLANURA INFINITA
Supongamos que
ese día
no recibí la llamada telefónica más triste
del mundo.
Que no me tiré al piso
ni me quedé boquiabierta.
Que papá no prendió el televisor
para buscarte en las noticias.
Supongamos que
dejamos las mochilas en casa
y pedaleamos a la entrada del barrio
a comprar unos sueltos.
Que nos tumbamos
con las bicis
en el parque.
Que me preguntaste si sabía quién eras.
Que no compramos
una canastita de dos bochas
sólo para complacerte.
Que no me miraste así.
Que no hablamos
toda la madrugada
de qué iba a ser de nosotros.
Que no me besaste,
supongamos eso.
Que te recuperaste de a poco.
Que lo peor fue esperar.
Hay una parte que siempre espera.
Que todos nos sorprendimos
con los avances.
Que hubieron cosas que preferiste no ver.
tu piel, por ejemplo.
Que esa noche
fuiste un sobreviviente más.
Que todo esto es mentira.
Que no ha pasado tanto tiempo.
Que cada uno siguió con sus proyectos.
Que te casaste con ella.
Que tuviste un hijo hermoso
y no la culpa.
Supongamos que
nos quisimos bien.
Que nos desconocimos un poco
pero que te sigo llamando.
Porque uno puede vivir a pesar de.
Supongamos eso.
Que vos sos ese uno
por quien yo no alzo la cabeza
por inercia
buscando en qué creer.
Porque a cualquiera le podría haber
pasado.
Pero te pasó a vos.
Es que sos tan mágico
que has hecho
que un árbol
sea incandescente
con las solas
luces de tu auto
¿Acaso no es hermoso?
Supongamos que
el motor
volvió a ser el mismo
y yo también.
Que hoy
no hay llamadas más tristes del mundo.
Ni amores adolescentes
preguntando por mí.
Que no hay espíritus atrapados
en bucles del tiempo.
Ni llanuras infinitas
de pavimentos imperdonables.
Porque estás
pedaleando a casa,
para pedirme,
ya mismo
que volvamos al kiosco
a buscar más cigarros.
Supongamos eso,
A esta altura,
me parece justo.