Evangelio según San Juan 1,47-51. Evangelio según San Juan 1,47-51.
dijo: “éste es un verdadero
israelita, un hombre sin doblez”.
“¿De dónde me conoces?”,
le preguntó Natanael.
Jesús le respondió: “Yo te
vi antes que Felipe te llamara,
cuando estabas debajo de la
higuera”.
Natanael le respondió:
“Maestro, tú eres el Hijo de
Dios, tú eres el Rey de Israel”.
Jesús continuó: “Porque te
dije: “Te vi debajo de la higuera”,
crees. Verás cosas más
grandes todavía”.
Y agregó: “Les aseguro que
verán el cielo abierto, y a los
ángeles de Dios subir y bajar
sobre el Hijo del hombre”.
Comentario
Lo de los ángeles está muy
de moda actualmente. Forman
parte de esa religiosidad difusa,
de esa espiritualidad que se expande
por nuestro mundo invitando
a las personas a vivir todo
desde su interioridad y que
cree en una especie de energía
que invade el universo y con la
que nos conectamos cuando
hacemos silencio.
Es como recargar el depósito
del coche. Después de eso,
vamos por la vida sintiendo aquí
y allá esa fuerza positiva que
nos anima a seguir haciendo lo
mismo que hacíamos y a asumir
lo negativo de nuestras vidas.
Pero esa espiritualidad tiene
poco que ver con el Evangelio.
El Evangelio no va de energías
ni de lucecitas en la oscuridad.
No va de imágenes acarameladas
de angelitos en tonos pastel.
Va de un hombre que salió a
los caminos y se enfrentó a las
autoridades de su tiempo.
Va de un hombre que tomó
la vida por los cuernos, que fue
sincero consigo mismo, que no
temió al qué dirán, que arriesgo
por todo por aquello que para
él era el centro de su vida: su
profunda experiencia de Dios y
su Reino.
El Dios de Jesús no tenía
ningún parecido con una aspirina
que calma nuestros dolores.
Ni siquiera su objetivo era darnos
la paz.
El Reino es de los arriesgados,
dijo. Y el Abbá de Jesús
es el Dios liberador de todas
las opresiones. Su voluntad es
transformar este mundo para
que todos sus hijos e hijas puedan
vivir en libertad y justicia.
Por eso Jesús entregó su vida.
Por eso nos invita a nosotros
a entregarla.