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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Mateo 18,1-5.10.

02/10/2017 22:32 El Evangelio
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Evangelio según San Mateo 18,1-5.10. Evangelio según San Mateo 18,1-5.10.

En aquel momento, los

discípulos se acercaron

a Jesús para preguntarle:

“¿Quién es el más grande

en el Reino de los Cielos?”.

Jesús llamó a un niño, lo

puso en medio de ellos y dijo:

“Les aseguro que si ustedes

no cambian o no se

hacen como niños, no entrarán

en el Reino de los

Cielos.

Por lo tanto, el que se

haga pequeño como este

niño, será el más grande en

el Reino de los Cielos.

El que recibe a uno de

estos pequeños en mi Nombre,

me recibe a mí mismo.

Cuídense de despreciar

a cualquiera de estos pequeños,

porque les aseguro

que sus ángeles en el cielo

están constantemente en

presencia de mi Padre celestial”.

Comentario

Los ángeles descienden

a los que tiene que salvar.

“Los ángeles subían y bajaban

sobre el Hijo del hombre”

(Jn 1,15); y “se le acercaban

y le ser vían” (Mt

4,11). Ahora bien, los ángeles

descendían porque

Cristo había descendido el

primero; temían descender

antes de que se lo ordenara

el Señor de la fuerzas celestes

y de todas las cosas

(Col 1,16).

Pero cuando han visto

al Príncipe de los ejércitos

celestiales permanecer

sobre la tierra, entonces,

a través de este camino

abierto por él, han seguido

a su Señor, obedientes

a la voluntad de aquel

que los puso como guardianes

de todos los que creen

en su nombre.

Tú mismo, ayer, estabas

bajo la dependencia del demonio,

hoy, estás bajo la de

un ángel.

“Estad atentos, dice el

Señor, para no menospreciar

a ninguno de estos pequeños”

que están en la

Iglesia, “porque, en verdad

os lo digo, sus propios ángeles

ven constantemente

el rostro de mi Padre que

está en los cielos”.

Los ángeles están consagrados

a tu salvación, y

se dedican al servicio del

Hijo de Dios y dicen entre

ellos : “Si él ha descendido

tomando un cuerpo, si

se ha revestido de una carne

mortal, si ha soportado

la cruz, si ha muerto por todos

los hombres ¿por qué

descansar, por qué ahorrarnos

trabajo? ¡Vayamos,

ángeles todos, descendamos

del cielo!”

Por eso cuando Cristo

nació había “una multitud

de los ejércitos celestiales

alabando y glorificando a

Dios” (Lc 2,13).

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