La Iglesia Católica debatirá sobre el "suicidio asistido"

La Pontificia Academia por la Vida del Vaticano realizará en noviembre próximo el primer congreso sobre "suicidio asistido" en la historia de la Santa Sede, en lo que "serán dos días de reflexiones en diálogo con una asociación laica", según dio a conocer el presidente del organismo pontificio, monseñor Vincenzo Paglia, a la prensa acreditada en el Vaticano.

Según el presidente del dicasterio responsable de "la promoción y defensa de la vida humana desde una perspectiva multidisciplinaria" creado por San Juan Pablo II en 1994, será un encuentro con "un método de diálogo sobre un tema delicado" y en las próximas semanas se publicará el programa completo.

Respecto de este controvertido tema, el padre Mario Ramón Tenti, sostuvo que "la Iglesia, desde su origen mismo como comunidad de fe, promueve la vida en todas sus formas y manifestaciones".

"La vida de las personas desde el momento mismo de su concepción hasta su muerte natural; la vida del planeta, de todas las especies, cuyo origen mismo está en el amor inconmensurable de Dios, que sólo puede generar vida y nunca muerte", dijo el sacerdote en diálogo con EL LIBERAL.

La polémica sobre "suicidio asistido" y eutanasia cobró fuerza este año en Italia y el Vaticano tras el caso del músico italiano DJ Fabo, quien decidió terminar con su vida en una clínica suiza tras un accidente sufrido en 2014, ya que las leyes de su país no contemplan esa posibilidad.

Paglia presentó en el Vaticano la próxima asamblea general del dicasterio que conduce que, con el lema "Acompañar la vida. Nuevas responsabilidades en la era tecnológica", debatirá del 5 al 7 de octubre sobre los desafíos de la Academia en la nueva era.

Posición

Consultado sobre el tema, el padre Tenti sostuvo que la vida "es un principio esencial del cual se desprenden, todas las perspectivas e interpretaciones que puedan surgir en base a situaciones dónde se ponga en peligro la vida del ser humano y de cualquier ser de la creación: Dios es un Dios de vivos, no de muertos".

"Desde hace un largo tiempo, vienen penetrando en nuestra cultura, ciertos modos de pensar, ideologías importadas con intereses espurios, que promueven la cultura de la muerte, es decir, valores contrapuestos a la dignidad misma de las personas y sus derechos más elementales. El primer derecho, el más importante, del cual se desprenden todos los demás, es el derecho a la vida. Sin vida, no hay derechos, todo el sistema jurídico se cae, y nos deshumaniza cada vez más", profundizó.

En ese contexto distinguió "tres actitudes frente al misterio de la vida, cuando ésta se encuentra deteriorada y en su etapa final: la llamada muerte digna, la eutanasia y el suicidio asistido".

"Estas tres actitudes, desde el punto de vista ético, atentan de distinta manera a la vida humana y el derecho esencial a mantenerla. Sin embargo, en el primer caso, lo que se llamada ‘muerte digna’ (expresión poco feliz), habría que hacer una matización: el criterio moral que se aplica aquí, consiste en que nadie está obligado a medios desproporcionados en función de su salud cuando la enfermedad es terminal y está en su último estadio. Un medio desproporcionado es por ejemplo, que a través de un tratamiento, la persona tenga muy pocas posibilidades de un resultado eficaz, un tratamiento que resulte demasiado caro o una muerte que pueda resultar muy traumática. Toda persona tiene derecho a morir como persona. En este sentido, no puede dejar de nutrirse a una persona en estado terminal, suministrarle agua o alimento alguno, bajo la forma terapéutica que sea, porque de esta manera se estaría acelerando su muerte y esto no es ético", reflexionó.

No obstante, dejó en claro que "siempre debe prevalecer el derecho a la vida de toda persona, sea cual fuese su situación en el estado de deterioro terminal. Nacemos como personas y como tal debemos morir".

Desprecio

"Sorprende, y sin dudas es esto una cuestión netamente ideológica contraria a la vida humana, que se hagan tantas distinciones y explicaciones respecto del derecho a la vida en su etapa final y no en su origen. Una sociedad que trata con desprecio la vida humana en su origen, es lógico que también la desprecie en su etapa final", lamentó.

Al final dejó como reflexión: "Muchas son las razones que pueden buscarse para suprimir la vida humana, lo sorprendente es que se justifique este proceder, por cuestiones de humanidad. Contradicciones tan ridículas, solo pueden provenir de una sociedad que poco a poco se deshumaniza y va perdiendo el rumbo. Para los cristianos, el criterio siempre será defender y promover la vida humana en todas sus formas y manifestaciones. Nadie está obligado a actuar contra su conciencia, aunque haya leyes o costumbres que lo respalden... El que tenga oídos, que oiga".