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EL LIBERAL . El Evangelio

El Reino de Dios ofrecido a los últimos

07/10/2017 22:07 El Evangelio
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El Reino de Dios ofrecido a los últimos El Reino de Dios ofrecido a los últimos

L a Parábola pone

en evidencia el

creciente conflicto

entre Jesús y los jefes

del pueblo.

En esta historia alegórica,

cada uno de los

elementos (las personas,

cosas y sucesos) tiene un

significado simbólico: el

propietario de la viña es

Dios, la viña es el pueblo

de Israel, los viñadores

son el pueblo de Israel y

sus líderes religiosos, los

siervos son los profetas,

el hijo es Jesús, los otros

viñadores representan a

los que reciben al Hijo,

en especial, los pobres.

En el contexto del

conflicto entre Jesús y

las autoridades del pueblo,

Mateo les dirige a éstos

últimos la parábola:

“Escuchen otra parábola”.

El propietario (Dios)

planta una viña (pueblo

de Israel) y luego de cuidarla

(la cercó, cavó un

lagar, etc.) lo que muestra

su gran amor por ella,

la entrega a los viñadores

que tendrán la responsabilidad

de cultivarla y

de enviarle los frutos recolectados.

Cuando llegó

el tiempo de la vendimia

envió a sus servidores,

los profetas, para recibir

los frutos, pero estos fueron

golpeados y muertos.

Entonces, el propietario,

envió a su Hijo pensando

que lo “respetarían”.

Los viñadores lo reconocen

como “el heredero”

y arrojándolo fuera

de la viña, lo matan. (Jesús

muere fuera de Jerusalén

en manos de los jefes

del pueblo) Entonces,

el propietario confiará

a otros su viña para

que le entreguen los frutos

a su tiempo. Sin lugar

a dudas, estos otros,

son aquellos que reciban

a Jesús, los discípulos, en

especial los pobres, que

formarán el nuevo pueblo

de Dios.

Lejos de poner el

acento sobre los “viñadores

homicidas” que

representan al pueblo

de Israel, especialmente

a sus jefes, lo central

de la parábola es mostrar

como Dios no abandona

a su pueblo a pesar

de su rechazo e infidelidad.

Dios se mantiene

fiel a la alianza y a su

promesa, sigue construyendo

la historia de salvación

otorgándoles a

otros el cuidado de su viña,

a otros a quiénes se

les pide, al igual que los

primeros, que sean responsables

y que produzcan

“frutos”.

El envío del Hijo, coloca

a la humanidad frente

a una instancia decisiva,

de juicio, es necesario

recibirlo y arrepentirse

para entrar en su Reino.

Lo que quiere Dios es

que la humanidad se salve,

que su Reino ya presente

en la historia se

plenifique. Por eso, ofrece

su viña a otros, a los

que aceptan el desafío de

hacerse discípulos de Jesús,

son ellos, los pobres,

los “últimos” los que harán

fructificar la viña.

Conclusión

Hoy, al igual que ayer,

son los pobres, en su inmensa

acercan a Dios, necesitados

de su ternura, de su

infinita misericordia, muchas

veces desilusionados

porque se los excluye

y abandona privándolos

de los bienes de la vida.

Muchos de ellos, enfermos,

sin vivienda, sin pan

en la mesa, pero abiertos

al misterio del amor de

Dios, caminando con sus

llagas al sol, confiando en

la fidelidad de Dios, el Padre

bueno que nunca los

abandona. Ellos son los

herederos de la promesa,

ellos los privilegiados del

amor de Dios y de los discípulos

de Jesús. En ellos

el Padre deposita su bendición

y gracias a ellos se

renueva la fe en el mundo.

¡Bienaventurados los

pobres, porque de ellos es

el Reino de los cielos.

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