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EL LIBERAL . Padre Koffi Gilbert

Dios no castiga

07/10/2017 22:11 Padre Koffi Gilbert
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Dios no castiga Dios no castiga

Leyendo el evangelio del viernes,

veíamos cómo Jesús hablaba

a Corazín y Betsáida, a quienes

no quiso recibir, y se puede pensar

que quería castigar a esas ciudades.

Todavía hay personas que piensan

que Dios castiga, que todo lo

que llega a nosotros es un castigo

de Dios. En el Antiguo Testamento

y en el Nuevo Testamento, leemos

ésas cosas y la gente vive con

miedo. Pero viendo su definición,

la palabra castigo puede significar

también una advertencia de Dios

que quiere prevenirnos, enseñarnos.

Entonces, no se debe tomar

la palabra textual, hay que entrar

en el espíritu, donde Dios siempre

habla de esa manera para corregir

para que podamos llegar a una

conversión sincera y cambiar. Es

una enseñanza. No es dar una pena

como la que se impone a quien

ha cometido un delito. ése no es el

Dios que se ha revelado. Dios ha

venido a mostrarnos su amor.

Tanto en el Antiguo como en el

Nuevo Testamento encontramos

la noción del castigo divino, pero

en ese caso debemos distinguir entre

el castigo temporal, cuyo carácter

es medicinal y busca la corrección

del pecador para que se convierta

y se salve, y el castigo eterno,

que es parte de la justicia divina

como reacción al rechazo definitivo

al amor de Dios.

Entonces, somos nosotros mismos

los que tomamos decisiones

en libertad para decir sí, o no, con

todas las consecuencias. El Dios

revelado no es un Dios castigador.

Es un Dios misericordioso, compasivo,

lento para enojarse, nunca

llega a una venganza, aunque pensemos

que hemos hecho algo mal y

lo debemos pagar. Somos nosotros

mismos con nuestras acciones.

Cuando Dios nos enseña a prevenir

no aceptamos, y después vivimos

las consecuencias. No debemos

culpar a Dios si algo llega

a nosotros. Un Dios que ama no

puede dañar a nadie. Como Jesús

ha dicho, no ha venido para juzgar

ni condenar, ha venido para salvar.

Pero, a veces, con esa libertad

que tenía el pueblo de Israel se ha

dejado de seguir el camino del Señor,

las enseñanzas y la palabra de

Dios para fabricar otros dioses, siguiendo

otros caminos. Después

lloran cuando suceden cosas y no

pueden vivir en felicidad y paz.

Ahora necesitamos esa conversión,

necesitamos escuchar a Dios

para no caer en la misma trampa,

porque el mundo de hoy permite

decirnos que tenemos todo,

que no hay necesidad de escuchar

a Dios.

Por eso hay que respetar el ambiente,

la naturaleza, porque no lo

hacemos y vivimos con miedo porque

hay temblores o huracanes,

pero nosotros somos los responsables.

Dios ha creado todo bien

y nosotros lo estamos destruyendo,

pero decimos que Dios no está

con nosotros. Hoy debemos mirar

si no somos responsables de todo

lo que nos llega. Cuántas veces

decimos ‘Dios me ha abandonado’

‘Dios me dejado de lado’ ‘Dios

no me quiere escuchar’ Pero ¿nosotros

escuchamos las enseñanzas

de Dios? ¿Estamos en el camino

de Dios? ¿Queremos llegar a dar

testimonio de todo lo que hemos

recibido? Creo que primero debemos

entrar en ese espíritu de Dios.

Un Dios que nos ama, y cuando

amamos no podemos hacer daño

a nuestro propio cuerpo y a nuestras

propias vidas. Cuando amamos

debemos cuidarnos y no pensar

que Dios es el culpable de todo

lo que llega, nunca Dios vive de

esa manera, aunque hemos recibido

en la enseñanza de la catequesis

que hay un Dios que castiga y

eso lo hacemos también en la casa.

Hay que amar y vivir la misericordia,

que no es sólo pensar que se

recibe el sacramento del perdón,

de la misericordia, primero en la

casa hay que enseñar que Dios nos

ama y actuando de esa manera podremos

mostrar la verdadera imagen

de un Dios amor, que siempre

da la posibilidad de volver a él.

Vamos a pedir a Dios para que

no mire nuestros pecados; que esa

noción que hemos recibido que no

nos haga pensar que si hacemos

algo mal Dios nos va a castigar.

Tampoco preguntar a los sacerdotes

si Dios castiga. Dios perdona

nuestros pecados siempre, y da la

posibilidad de volver atrás. La noción

de que Dios castiga está fundada,

en algunos casos, en la mala

comprensión de la palabra castigo,

o en una noción deficiente del

amor de Dios. Santo Tomás dice

que “Dios es amor y quiere que todos

se salven, pero también es justo,

y como tal también desea castigar

al que peca”. Pero no, Dios

quiere salvar a todos los hombres

de voluntad. El verdadero Dios es

el Dios que quiere el bien de todos

y quiere salvar nuestras vidas. Que

Dios nos ayude para que podamos

llegar a vivir en este mundo con felicidad

y alegría, y que nos acerquemos

más a nuestro Dios de misericordia

y de paz, sobre todo para

vivir con esa confianza en la misericordia

de Dios, por el bien de

todos nosotros. Amén.

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