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EL LIBERAL . El Evangelio

El lugar del combate espiritual

12/10/2017 21:30 El Evangelio
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El lugar del combate espiritual El lugar del combate espiritual

Habiendo Jesús expulsado

un demonio, algunos de

entre la muchedumbre decían:

“Este expulsa a los demonios

por el poder de Belzebul,

el Príncipe de los demonios”.

Otros, para ponerlo a

prueba, exigían de él un signo

que viniera del cielo.

Jesús, que conocía sus

pensamientos, les dijo: “Un

reino donde hay luchas internas

va a la ruina y sus casas

caen una sobre otra.

Si Satanás lucha contra

sí mismo, ¿cómo podrá subsistir

su reino? Porque -como

ustedes dicen- yo expulso a

los demonios con el poder de

Belzebul.

Si yo expulso a los demonios

con el poder de Belzebul,

¿con qué poder los expulsan

los discípulos de ustedes?

Por eso, ustedes los tendrán

a ellos como jueces.

Pero si yo expulso a los

demonios con la fuerza del

dedo de Dios, quiere decir

que el Reino de Dios ha llegado

a ustedes.

Cuando un hombre fuerte

y bien armado hace guardia

en su palacio, todas sus posesiones

están seguras, pero

si viene otro más fuerte que

él y lo domina, le quita el arma

en la que confiaba y reparte

sus bienes.

El que no está conmigo,

está contra mí; y el que no recoge

conmigo, desparrama.

Cuando el espíritu impuro

sale de un hombre, vaga por lugares

desiertos en busca de reposo,

y al no encontrarlo, piensa:

‘Volveré a mi casa, de donde salí’.

Cuando llega, la encuentra barrida

y ordenada. Entonces va a

buscar a otros siete espíritus

peores que él; entran y se instalan

allí. Y al final, ese hombre se

encuentra peor que al principio”.

Comentario

Este es el hecho tantas

veces repetido. Jesús expulsa

los demonios, cura a un

hombre, sana a un mudo que

comienza a hablar.

Qué distintas las reacciones

del corazón humano ante

el milagro. La gente quedó

maravillada. Otros, en cambio,

le tendían trampas, pidiendo

señales del cielo y

afirmaban que Jesús expulsaba

los demonios por el poder

de Belcebú, príncipe de

los demonios. Como no podían

negar la acción, la atribuyen

a Satán.

Se les hacía duro tener

que reconocer el origen y la

misión de Jesús. Precisamente

hoy está Abrahán en el

santoral. Comienza San Mateo

su Evangelio: “Genealogía

de Jesús, el Mesías, Hijo

de David, Hijo de Abrahán”.

Abrahán es el hombre que,

por fe, se pone en camino hacia

lo desconocido; peregrino

en la inseguridad y la incertidumbre;

probado por Dios

hasta en el sacrificio del hijo.

Por eso, es padre de los

creyentes y es modelo de esperanza

en la dificultad. Qué

misterio: unos, ni ante las

pruebas evidentes; otros,

creyentes incluso en la oscuridad

de la fe

Lo que debes saber
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