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Se quedó sin trabajo y creó un innovador espejo con luces LED

14/10/2017 20:36 Economía
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Se quedó sin trabajo y creó un innovador espejo con luces LED Se quedó sin trabajo y creó un innovador espejo con luces LED

Sacar belleza de este caos es virtud, decía Gustavo Cerati, y la frase tranquilamente podría aplicarse al caso del emprendedor Matías Delfín. En 2012, el técnico electrónico diseñaba luminarias de LED para la vía pública, pero, ante una disparada del dólar, se quedó sin trabajo. Frente a esto, su mujer Julieta Soroka, que trabajaba como administrativa, empezó a dar clases de maquillaje en su casa de Lanús Oeste como para ganar un dinero extra, pero tenían una mala iluminación. “Yo te hago algo para empezar a dar clases”, le dijo Matías y construyó un hermoso espejo con luces de LED en los cuatro lados. Ese fue el origen de Led Shine, la empresa que ambos dirigen, y que hoy exporta espejos a Latinoamérica, además de que casi todas las famosas argentinas tienen uno.

“Ella dio una clase y se sacaron fotos con las alumnas y las subió a Facebook y, si tenía 20 amigos, 10 le preguntaron dónde lo había conseguido. De esto hace cuatro años y pico. Le preguntaron a full y una de las amigas le dijo «¿A cuánto me lo vendes?» y ahí empezamos a investigar cómo hacerlo y fabricarlo más en serie”, contó Delfín, de 36 años, a La Nación.

La inversión inicial fue de $ 3000 pesos, que es lo que valía la maquinaria que le había quedado de su ex trabajo a Delfín. Buscaron si existía algo similar a nivel mundial y no había nada así para maquilladores. Entonces pensaron un nombre que tuviera que ver con la tecnología LED y el brillo y así nace Led Shine, idea de Soroka. Patentaron la marca y el producto y, a un mes de la clase de maquillaje, subieron los espejos a Mercado Libre. Primero vendían uno o dos por mes, luego cinco o seis.

“Recuerdo el día en que hicimos un click. Veníamos vendiendo cinco o seis al mes y alguien nos compró cuatro, y más los cinco o seis, eran 10. Y la verdad es que me quedó chico el entrepiso de casa. Yo trabajaba ahí y tenía que pintar los marcos de a tandas. Entonces le dije a Juli de alquilar un local chiquito de 30 metros cuadrados que quedaba a dos cuadras de casa y ahí sí, no sé si porque alquilamos el local o porque nos largamos más en serio, empezamos a vender todos los meses 20, 25 espejos”, relató.

En el nuevo local compraron más mesas de trabajo, un compresor para pintar y más maquinaria. Al principio era Delfín solo, pero después se sumó Soroka, que renunció a su trabajo para tirarse a la pileta. Otro salto fuerte fue cuando fueron a la exposición la BuonaEstetika en 2016, por consejo de una clienta.

“El stand nos salió 8000 pesos. Era realmente una inversión importante. Hicimos 42 espejos para llevar. Otra cosa que hicimos antes de la exposición y nos sirvió un montón, fue contactar a youtubers de maquillaje que grabaron videos de dos minutos recomendando el producto a cambio de un canje. Habíamos anunciado que íbamos a estar en la BuonaEstetika en redes sociales y Mercado Libre. Lo pusimos en todos lados porque era la apuesta fuerte y, en dos días, vendimos todos los espejos que llevamos, e incluso dos muestras de los espejos grandes. O sea, fuimos con una Kangoo llena y volvimos sin nada. Lo único que volvió fue el cartel”, aseguró.

Nuevamente, al igual que con los primeros 10 espejos, el lugar les quedó chico y entonces se mudaron al actual local de 144 metros cuadrados, contrataron a cuatro personas y compraron máquinas más grandes para cortar aluminio y madera y un compresor también de más tamaño.

“Una vez más, llámalo suerte, llámalo como sea, empezamos a vender 60,70,80 espejos por mes. Pasó todo un año y volvió la BuonaEstetika y también la rompimos: vendimos un montón y ahora estuvimos en otra que es la Expo Estética en La Rural, que es la primera vez que vamos, y, entre sábado y domingo, vendimos 61 espejos”, afirmó. Según su proyección, a fin de año estarán vendiendo 400 espejos al mes y la facturación rondaría los $ 2 millones. Sin embargo, estos números se multiplicarían en el futuro ya que están cerca de venderle el 30% de la compañía a un inversor

Visión y constancia

Según Delfín: “La realidad es que no es casualidad que yo tenga una empresa. Ese fue mi sueño desde chico. Tuve 14 trabajos y ocho fueron emprendimientos. Y con Juli, hacemos un lindo equipo, como novios y también nos complementamos bien en la parte del trabajo. Lo bueno de ser pareja es que te permite trabajar más horas. Ahora ella está con Beca, nuestra bebé que nació la semana pasada, pero en vez de trabajar ocho horas estás 10, 12 o 15 y eso hace que, con el tiempo, le pases el trapo a cualquiera, porque nadie trabaja tanto. No hay nada que venza a la constancia. Trabajar más horas, estar pensando constantemente en cómo mejorar el producto o cómo sacar otro. Estar todo el tiempo enfocado en un problema, y hasta que no lo resolvés, no atacar otra cosa”. (Fuente: La Nación)

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