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La osada creatividad artística

14/10/2017 21:46 Viceversa
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La osada creatividad artística La osada creatividad artística

La poesía de Carla Sofía es una osada voz más en el mundo. Por su universo interior anda y desanda permanentemente esa misma voz que le va dictando su conciencia hasta encontrar las palabras justas, un largo camino de retorno hacia uno mismo.

Creció de niña en un entorno familiar donde los libros siempre fueron un puente de comunicación y de apertura a nuevos conocimientos, de fascinación y creatividad literaria. “Hoy con 16 años, no me arrepiento de haber leído siendo muy pibita a Nietzsche”, asiente, del autor alemán que lo llevó a releer tantas veces hasta convertirse en una de sus pasiones literarias y filosóficas, desde su posición nihilista, para romper con las cadenas de la moral, pensando siempre en crear algo nuevo.

Desde el mundo del arte se desnuda sin ataduras para transmitir su mensaje. Y Carla se hizo conocida con sus pinturas y poemas vía Facebook, Instagram, y Tumblr, las redes sociales que hoy llegan más a los jóvenes. Desde allí llega con su particular lírica, sus versos y sus pulsiones más sentidas, breves e intensas.

Allí están sus personajes, sus escritos, sus sueños, tristezas y alegrías, sus trazos que delimitan espacios y sus acuarelas que envuelven las historias que la atraviesan todos los días. “A dibujar aprendí sobre la tesis de mi vieja, 200 hojas de ensayo rayadas por mí con tan solo 3 años”, confiesa. Todo fue determinante.

“Para mí, el hecho de escribir siempre implicó colectividad, leer a conocidos y que te lean, tener alguien que te aconseje y corrija”, así define esa pasión que le sirvió para comunicar lo que siente, y sobre todo, redefinir sus convicciones.

Su voz adolescente es una inspiración para las nuevas generaciones, siempre latente. Esa que se regodea de las nuevas voces literarias, como así también de los clásicos como Castillo, Borges, Arlt y Marechal.

Por eso quizá, sea más que necesario traer a la actualidad la siempre vigente voz de Rainer Rilke: “acepte ese destino y sopórtelo con toda su carga y grandeza, sin esperar recompensa que pueda venir de fuera: el creador ha de ser un mundo para sí y lo ha de encontrar todo en sí mismo y en la naturaleza con la que se ha fundido”.

¿Recuerdas cómo fue tu primer acercamiento a la poesía?

-No sé, no creo que en su momento yo haya tenido un gesto consciente, pero pienso que estuvo presente desde un comienzo y en parte, si me pongo a pensar en eso ahora, calculo que tuvo mucho que ver con el trasfondo familiar. Por mis viejos. Siempre que tengo que hablar de ellos le cuento a la gente las cosas que hicieron para que yo tenga una vida piola, una de esas cosas fue presentarme la literatura y no dejar que nunca me falte. Vivimos en cuatro casas hasta hoy en día y las bibliotecas no hicieron más que expandirse, de ahí yo fui hurtando mis primeros autores, teniendo solamente la noción de poesía como un hecho textual a la que me invitaban los libros de mis escritores iniciáticos, los que todos conocemos. Lo que pasó después, crecí y en eso se dio una fragmentación entre lo que conocía por escritos desde mi casa y lo que fui aprendiendo en la calle, en lo cotidiano, que se alejaba totalmente de esa búsqueda intelectualoide que muchos “flashean” haciendo poesía y observando al mundo desde afuera como algo contemplativo. No, al contrario. Todas mis experiencias y la adolescencia, las chicas y los chicos, la vida clase media, la militancia, la calle y la gente que tenía muchísimo menos o mucho más que yo; todo eso me invitaba a sumergirme de lleno en la escritura. Tal vez no se entienda, pero lo voy a resumir a algo que dijo en una entrevista Fabián Casas parafraseando a Alberto Girri: “A la poesía no se la define, se la reconoce”, y ahí la tienes.

¿Qué consejo le darías a alguien que se está acercando por primera vez a la escritura?

-Les diría que no se la crean. Escribir no es algo sublime que baja del cielo solo para iluminados, hay mucha gente que cree eso, gente con formación académica y con conocimientos del campo literario, que ven la escritura y la literatura como una forma de evasión y elevación. Yo respeto eso, pero si hablamos de formas, tengo que decir que la veo errónea. Para mí, el hecho de escribir siempre implicó colectividad, leer a conocidos y que te lean, tener alguien que te aconseje y corrija, abundar en sugerencias y participar en lecturas. Todo eso me formó, me sirvió y me incentivó a escribir siempre un poco más. Si bien, lógicamente es un vínculo íntimo el de uno y lo que escribe, pero ahí es donde se debe equilibrar el secreto y lo que se muestra.

¿Leer o escribir te ayudó a autodescubrirte?

-Por lo poco que sé, escribir nace como producto de una mala comunicación o tal vez una carencia de expresión en la vida cotidiana y ante eso, como necesidad, la escritura realmente sirve, a mí me sirvió para comunicar lo que siento, los miedos, pasiones, cómo decir te quiero y sobre todo las convicciones. Sí, se podría decir que es también una forma de autodescubrimiento y catarsis. Es bastante la obviedad, pero por ejemplo, con la literatura a mí me pasó algo muy dramático a los 12 años cuando comencé a tomar en serio a ciertos pensadores que si los lees a esa edad es más o menos, catastrófico. A Nietzsche lo leí a esa edad con “El ocaso de los ídolos”, seguido de “Ecce Homo” y un par de obras más que rápidamente adquirí. Esto no significó que haya entendido su pensamiento, pero en ese año no hice más que tener opiniones estúpidas y absurdas por haberme inculcado como verdad absoluta la filosofía personal de un gran ilustrado, digo ¿te imaginas andar por la vida real pensando como un nihilista? La lectura se aplica igual para todos, como una redefinición de toda nuestra persona. Hoy con 16 años, no me arrepiento de haber leído siendo muy pibita a Nietzsche, Schopenhauer o Sartre, fue un hito autobiográfico para mí.

¿Cómo ves la relación de la poesía con la vida actual y las nuevas tecnologías?

-Es un tema del que me gusta hablar mucho, más que nada porque veo de una forma muy positiva y conveniente la utilidad de la tecnología para la expresión artística. Conozco un sinfín de artistas que surgieron por publicaciones en blogs o Facebook. Yo emergí con mis pinturas y poemas vía Facebook, Instagram, Tumblr, todo sirvió. Actualmente se gestan miles de plataformas dónde hay difusión para todo lo que hagas y dentro se van formando tribus, gente que sigue tu laburo día a día y da a conocerlo.

Por otra parte me parece conveniente la aparición y publicaciones de escritores en la red, no solamente por la facilidad de difusión sino también por la aproximación a nosotros, los lectores. Hoy en día, siento que es un lujo pagar un libro y contextualizando, atravesamos una crisis económica donde el consumo cultural decayó potencialmente este último año.

Nombrame qué poetas o escritores marcaron tu vida literaria

-La cosa es que tuve un montón de referentes y cada uno dependió de la época o edad que transitaba, van cambiando todo el tiempo. Hoy siento más fascinación por Ramos, Enríquez, Lamberti o Cucurto, son de ese tipo de escritores que los lees y te mueven todo el piso, te dejan todo un mambo en la cabeza. Desde un principio tuve de exponentes por sobre todo a escritores argentinos, me llamó ese uso del lenguaje tan propio del castellano. Fui creyente de la santísima trinidad de Abelardo Castillo; Borges, Arlt y Marechal, fueron fundamentales y siento que los reivindico a cada rato. Pero siempre estoy tratando de descubrir nuevos escritores, el laburo de gente de una generación cercana a la mía porque hay grandes escritores con gran talento que pueden estar a la par de cualquier nombre emblemático. Por eso comentaba recién la utilidad de las redes para la difusión de la literatura. Hay autores contemporáneos que conocí vía internet y los que no, me los hizo conocer mi amigo Claudio Rojo Cesca, es un contemporáneo inmediato para mí, al que recurro siempre por cualquier corrección. No sé mucho de escritores de aquí, pero admiro la poesía de Claudio, la de los libros de Andrés Navarro, las chicas de “Topos bajo la lluvia” (fan page)… son todos escritores jóvenes fundamentales para la movida cultural de Santiago.

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