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EL LIBERAL . El Evangelio

Evangelio según San Lucas 10,1-9.

17/10/2017 22:48 El Evangelio
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Evangelio según San Lucas 10,1-9. Evangelio según San Lucas 10,1-9.

El Señor designó a otros

setenta y dos, y los envió de

dos en dos para que lo precedieran

en todas las ciudades

y sitios adonde él debía ir.

Y les dijo: “La cosecha es

abundante, pero los trabajadores

son pocos. Rueguen al dueño

de los sembrados que envíe trabajadores

para la cosecha.

¡Vayan! Yo los envío como

a ovejas en medio de lobos.

No lleven dinero, ni alforja,

ni calzado, y no se detengan

a saludar a nadie por el

camino.

Al entrar en una casa, digan

primero: ‘¡Que descienda

la paz sobre esta casa!’

Y si hay allí alguien digno

de recibirla, esa paz reposará

sobre él; de lo contrario, volverá

a ustedes.

Permanezcan en esa misma

casa, comiendo y bebiendo

de lo que haya, porque el que

trabaja merece su salario. No

vayan de casa en casa.

En las ciudades donde entren

y sean recibidos, coman

lo que les sirvan; curen a sus

enfermos y digan a la gente:

‘El Reino de Dios está cerca

de ustedes’”.

Comentario

Hace dos domingos, en la

lectura de su Evangelio, escuchamos

claramente que no

nos hacen falta ni fantasmas

(ni horóscopos, ni mediums

de pelos largos ni otras vainas

postmodernas y new age

están de moda, añadiría yo

hoy), ni apariciones del más

allá para creer. Todo lo que

necesitamos lo tenemos ya.

Los antiguos judíos tenían la

Ley y los Profetas. Nosotros

tenemos el mensaje de Jesús,

y la predicación de la Iglesia.

Y el mensaje está claro: el

Reino de Dios está cerca de

vosotros. Quizá no tanto en

sentido cronológico, (porque

no sabemos ni el día ni la hora),

pero sí en sentido físico,

es decir, el Reino está en el

prójimo, o sea, en el próximo.

No hace falta irse a misiones

para encontrarse con

el Reino de Dios (eso queda

para unos pocos, especialmente

llamados, y que tienen

la suerte de poder hacerlo.

Un profesor mío en el Seminario

dijo que se quería ir a

las misiones, y le mandaron a

Roma, a estudiar Misionología...)

El Reino viene a nosotros,

en la gente con la que

nos encontramos, en las cosas

que nos pasan, y de nosotros

depende recibirlo o

rechazarlo.

Los cristianos viejos parece

que estamos curados de

espanto, que lo sabemos todo

y que no podemos aprender

nada. Pero aunque hemos

oído muchas veces este

Evangelio, no siempre lo escuchamos

con total atención,

y menos veces lo ponemos en

práctica. El p. Claret iba de

viaje con una muda de ropa,

la Biblia y poco más. Nosotros,

sus hijos, viajamos con

un poco más de equipaje. Se

me puede decir que son otros

tiempos, pero lo importante

es la mentalidad. Mi Maestro

de novicios, el p. Juan Carlos

Martos, CMF, solía decir

que a los religiosos nos vendría

bien una desamortización,

para aprender a vivir de

otra manera. No sólo a los religiosos,

a todos nos vendría

bien reflexionar sobre nuestro

apego a los bienes, lo que

nos cuesta dejar las cosas y

cuántas cosas imprescindibles

acumulamos. Cuando

haces el Camino de Santiago,

te das cuenta de que dos camisetas,

varios pares de calcetines,

una muda de recambio

y una gorra bastan. Se

trata de confiar en Dios, dejarse

en sus manos, y lanzarse

al camino. Hay peligros y en el

mundo en que vivimos, los peligros

también vienen a nuestra

casa, a poco que nos descuidemos-

y a veces no podemos

tenerlo todo previsto.

Hay que ir confiando, haciendo

todo como si dependiera

sólo de nosotros, y sabiendo

que al final todo depende

de Dios. Que el testimonio de

San Lucas nos ayude a confiar

hasta la muerte.

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