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Meta de inflación que se cambia, no es meta

21/10/2017 20:29 Economía
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Meta de inflación que se cambia, no es meta Meta de inflación que se cambia, no es meta

Desde que el Indec dio

a conocer la inflación de

septiembre, que acumula

un alza del 17,6% en el

año, y sobrepasó la meta

de inflación planteada

por el BCRA, se han escuchado

diversas opiniones

acerca de si el organismo

comandado por Federico

Sturzenegger debería

cambiar o no la meta de

inflación para el próximo

año, dado que se estima

poco probable su cumplimiento.

Sin embargo, durante

esta semana la autoridad

monetaria presentó

su Informe de Política

Monetaria (IPoM), en

el que estima que continuará

el proceso de desinflación

de manera gradual.

Según las últimas

cifras del REM, durante

el último trimestre de este

año se espera una inflación

mensual promedio

del 1,4% (18% anualizado),

con un incremento

interanual del 22% a diciembre

y del 16,9% para

los próximos doce meses.

¿Qué sabemos?

En primer lugar, debemos

destacar que, de

acuerdo a la literatura,

las metas de inflación se

basan en cinco pilares, tal

como plantean Mishkin

y Schmidt-Hebbel (1), y

tienen como objetivo generar

un credibilidad en

el Banco Central.

?Ausencia de otra ancla

nominal

?Compromiso institucional

de estabilidad de

precios

?Ausencia de dominancia

fiscal

?Instrumentos de política

independiente

?Política de transparencia

y rendición de

cuentas

De acuerdo a los resultados

de la implementación

en Argentina, podemos

destacar algunos

puntos que consideramos

importantes al respecto:

Anc la nominal . Al

constituir las metas la

única ancla nominal, el

tipo de cambio flexible

es favorable para la absorción

de shocks externos

y se genera una reducción

del pass-through

de depreciación a precios.

El BCRA mencionó

en su presentación

del IPoM que la correlación

entre el tipo de cambio

nominal y la inflación

núcleo desde el cambio

de régimen fue negativa

(-0,33), mientras que entre

2011 y 2015 el coeficiente

fue positivo (0,43).

Cambio de expectativas.

“Romper” con la discrecionalidad

de la política

monetaria y volver a

un esquema de reglas. Tal

como plantea Taylor (2),

debe tenerse en cuenta el

rezago de la política monetaria

y luego del diseño

de las reglas de política

monetaria debe tenerse

en cuenta el período de

transición hacia el cumplimiento

efectivo de la

nueva regla. Además, tal

como plantean Kydland y

Prescott (3), los cambios

en las políticas monetarias

generan un “costo” a

los agentes, al tener que

reestimar sus expectativas.

En tal sentido, el costo

de la estabilización se

traduce en un incremento

de la inestabilidad.

Independencia del

Banco Central. Según

la Carta Orgánica del

BCRA, el objetivo principal

del ente emisor es

mantener estable el valor

de la moneda. Para

poder llevar a cabo este

objetivo, en numerosas

ocasiones hay que sacrificar

otros objetivos (que

son potestad de otros organismos

del Estado). En

este sentido, la autoridad

monetaria ha podido manejar

libremente las tasas

de interés, aun a costas

del encarecimiento del

crédito, lo cual fue fuertemente

cuestionado.

En el caso de Argentina,

se nota un cumplimiento

casi total de los

pilares, con excepción del

financiamiento al Tesoro

que aun realiza el BCRA

(aunque muy por debajo

de los niveles de la gestión

anterior).

Si bien es muy probable

que no se cumplan

las metas ni este año ni el

próximo, de acuerdo a la

literatura económica, es

un régimen que sirve en

contextos de alta inflación

para construir credibilidad

y dar el tiempo

necesario a la inflación

para la convergencia a las

metas.

Desaceleración

No debemos dejar de

tener en cuenta, que a

pesar que este año no se

cumplan las metas, la

inflación presentó una

fuerte desaceleración,

pasando del 40% interanual

a un estimado del

22% para todo el año.

De esta forma, se estaría

cumpliendo lo que

Mishkin y Schmidt-Hebbel

plantean como “metas

de proyección oficial”

y no “metas duras”, que

se deben implementar

al principio para bajar la

inflación de manera gradual.

Luego de algunos

períodos con el régimen

vigente, podremos hablar

de “metas duras”.

Consecuentemente,

teniendo en cuenta los

fracasos sistemáticos del

en materia de estabilización

inflacionaria pasado

(a excepción de la convertibilidad),

el proceso

de desinflación por medio

de metas está demostrando

ser un mecanismo

acertado en la gestión del

mantenimiento del poder

adquisitivo de la moneda.

En conclusión, si se

logran cumplir las metas

de déficit del Tesoro en

un marco de estabilidad

macroeconómica y del

sector externo a mediano

o largo plazo, las metas

de inflación podrán

operar sin la carga del financiamiento

a Hacienda

y ajustarse a los cinco

pilares fundamentales, lo

que permitirá que los niveles

de inflación se ubiquen

dentro de la proyección

objetivo.

Lo que debes saber
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